Guanajuato.- De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), si nuestros hábitos de consumo y producción no transitan hacia formas sustentables, en menos de 10 años la humanidad estará frente a un momento crítico: el consecuente aumento de las necesidades alimentarias no encontrará respaldo en un mundo con tierras de cultivo reducidas y degradadas que, además, sufrirán cada vez más los efectos del cambio climático.
Por esta razón, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas destaca que, para 2030 es necesario asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.
Plan Maíz es un proyecto alineado con estas metas planteadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Impulsado por Nestlé y con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), esta iniciativa promueve prácticas de Agricultura Sustentable en Guanajuato desde 2018 e incide positivamente en aspectos como la seguridad alimentaria, el impacto ambiental y la inclusión social.
Sustentabilidad agrícola y abastecimiento responsable son parte de los fundamentos del proyecto que, en 2020 —justo en medio de las dificultades derivadas de la pandemia por COVID-19 y sus efectos— permitió que 203 productores cultivaran más de 54 mil toneladas de maíz blanco en más de 4,400 hectáreas de forma sustentable, es decir, a través de la implementación de prácticas innovadoras orientadas a la conservación de suelo y agua mediante un esquema de acompañamiento técnico y desarrollo de capacidades continuo.
Los resultados del Plan Maíz obtenidos en 2020 son significativos y alentadores: el número de productores beneficiados se duplicó con respecto a 2019 y el número de toneladas de maíz producidas se incrementó en cerca de 20 mil toneladas con respecto a ese mismo año. Estos números hablan de una mayor penetración del proyecto en el territorio —y, a la par, de un incremento en la percepción positiva de las prácticas sustentables entre los propios agricultores— y de un incremento en el grano comercializado de un ciclo a otro, lo cual indica que, con la implementación de las prácticas sustentables, es posible alcanzar un rendimiento por tonelada constante (unas 12 toneladas por hectárea).
Lo anterior representa un rendimiento 20% superior al rendimiento promedio en la región. Este hecho confirma que la Agricultura Sustentable sí es rentable —en este ciclo los productores obtuvieron utilidades por arriba del 50% en promedio— y, además de tener ahorros significativos por la reducción de pasos de maquinaria y uso de combustible —el proyecto promueve la mínima labranza para mejorar las características del suelo—, los productores contribuyen a la restauración de las tierras degradadas, asegurando los recursos necesarios para la producción de alimentos que serán indispensables para las generaciones futuras.
Plan Maíz apuesta por el desarrollo de capacidades y la inclusión social. En este sentido, destaca la participación de 38 productoras, número relevante si se considera que los patrones socioculturales en el campo siguen relegando a la mujer, a pesar de su papel fundamental en estas actividades. Por supuesto, los cambios culturales son procesos lentos, por eso es importante mantener los esfuerzos mediante proyectos como Plan Maíz.
Con respecto al impacto ambiental, además de las prácticas de Agricultura de Conservación promovidas —sistema que ha ayudado a reducir las emisiones de CO2 con respecto a prácticas convencionales—, el proyecto fomenta de mejores prácticas para la aplicación de agroquímicos en términos de su impacto en la salud y el medioambiente.
Adicionalmente, el proyecto trabaja en la evaluación de variedades de maíz altamente nutritivos en comunidades rurales: maíz azul que es rico en antocianinas —estos compuestos contribuyen a un menor índice glucémico y tienen propiedades antioxidantes y anticancerígenas—; maíz amarillo que es alto en carotenoides —pigmentos que al consumirse se convierten en una forma de Vitamina A—, así como maíces QPM (Alta Calidad Proteica, en inglés) y biofortificados.
En el contexto del Día Nacional del Maíz (29 de septiembre), esta iniciativa impulsada por Nestlé y CIMMYT contribuye no solamente a mejorar la calidad de vida de los agricultores, sino a cuidar de los recursos con los que se produce uno de los granos más importantes para México y el mundo. Como comenta Miguel Ángel Armenta, uno de los productores que participan en esta iniciativa, “es bueno adoptar nuevas tecnologías en el campo, tecnologías importantes porque no solo hay que verlo como algo económico, sino hay que tener también un sentido social, por la naturaleza, por heredarles a las futuras generaciones un mundo limpio”.