“Soy productor de maguey espadín y actualmente estamos implementando la siembra de garbanzo entre las líneas de maguey, así estamos aprovechando todo el espacio de la parcela”, comenta Claudio Salas Vázquez, productor de San Pedro Guegorexe, localidad del municipio de Ocotlán de Morelos, en Oaxaca, México.
Aunque pareciera algo simple, esta innovación les permite a familias productoras, como la de Claudio, mejorar su nutrición y sus ingresos: “Aquí tenemos maguey ya de tres años, de dos años y un año, porque el maguey lleva sus años, pero la ventaja es que el terreno sigue produciendo, los espacios que quedan se siguen aprovechando. Este garbanzo ya pronto lo estaremos sacando y eso nos deja un reembolso económico mientras el maguey sigue creciendo”, comenta Claudio.
Antes del maguey Claudio trabajaba la milpa, pero, como él dice, “actualmente la siembra de temporal no es tan segura como otros años. Anteriormente era segura la cosecha, pero ahora nos está perjudicando mucho mucha la falta de agua. Este año, por ejemplo, no llovió. Y muchos vecinos que sembraron maíz de la forma que siempre lo han hecho, pues se fueron a la quiebra”.
Así, buscando alternativas para que su parcela siguiera produciendo aún ante el embate del cambio climático, Claudio decidió dedicarse de lleno al cultivo del maguey en 2019. Lamentablemente, las cosas no empezaron del todo bien.
“Estoy trabajando con este grupo de productores desde hace un año. El señor Claudio tenía magueyes muy enfermos, con problemas para la producción de hojas y penca. Parte del problema es que los productores aquí siembran maguey porque lo aprendieron de sus papás, sus abuelos, pero no le dan un manejo como se le tiene que dar ahora por la evolución de plagas y enfermedades y también por el mercado que ahora exige piñas con características muy específicas”, apunta Yashim Reyes Castañón, quien le brinda acompañamiento técnico al señor Claudio.
Yashim forma parte del equipo técnico que impulsa el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
“Este proyecto busca hacer que los productores y sus comunidades sean más resilientes ante los cambios sociales, económicos y ambientales que se van presentado. Los apoyamos para que diversifiquen sus cultivos, para que se asocien, para que tengan más opciones de nutrición para ellos y sus familias, y cuidando los recursos naturales para que tengan algo que heredarle a las futuras generaciones y no les entreguen tierras erosionadas, sino suelos productivos”, menciona Yashim.
Así, para Claudio y su familia el cultivo de maguey intercalado con garbanzo ha sido una innovación favorable porque el garbanzo “controla la maleza y apoya al maguey en su crecimiento, le deja nutrientes al terreno. Ya son dos años que yo le estoy metiendo garbanzo y un poco de frijol delgado y sí me ha dejado un poco más de ganancia. Ahora que el garbanzo ya tenga la semilla, que esté verde, en la familia tomamos la determinación de tostarlo en el comal y venderlo, y es así como le sacamos un poquito más de ganancia”.
“En la zona normalmente ven al garbanzo como un cultivo que no necesita nada porque crece con la humedad residual y se va manteniendo con rocío, pero si aumentamos el rendimiento aumentamos sus ingresos y por eso, a partir de los diagnósticos que hicimos, vimos que era viable aprovechar más el terreno y darle un manejo diferente al cultivo para incrementar el rendimiento”, puntualiza Yashim.
Para Claudio lo más importante es que su tierra sigue siendo productiva porque “sí hay muchos compañeros que optan por irse a Estados Unidos o buscar otros trabajos porque piensan que el campo ya no es opción”, comenta el productor, resaltando uno de los aspectos más relevantes del proyecto que, en voz de Yashim, es que “todas estas opciones para hacer más productivas las parcelas ayudan a una mayor resiliencia y, como en el caso de esta localidad, pueden ayudar a disminuir los índices de migración”.
Además de la diversificación de cultivos, el proyecto promueve soluciones poscosecha, capacitación en materia de asociatividad y fomento al liderazgo comunitario. La idea central es que las comunidades se apropien del conocimiento y lo usen a su favor: “Yo me he dado cuenta de que, con el apoyo de la ciencia a través de este proyecto, hemos encontrado soluciones. Hemos tenido éxito. Sí hay dificultades, pero con el apoyo de los especialistas yo en lo personal he encontrado un poco de alivio a mis preocupaciones”, finaliza Claudio.