Un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) liderado por Julio Huerta Espino, especialista en trigo y recursos genéticos, recibió este 9 de septiembre el premio Gene Stewardship 2022, otorgado por la Borlaug Global Rust Iniciative (BGRI) como reconocimiento a las contribuciones de equipos de investigadores a la seguridad alimentaria mediante el mejoramiento de trigo.
El comité dictaminador, integrado por especialistas de diversas universidades e institutos alrededor del mundo, refirió que el equipo liderado por el doctor Huerta se hizo acreedor a la distinción por su contribución a largo plazo al cultivo de trigo mexicano y sus esfuerzos para expandir los impactos en todo el mundo al mejorar la resistencia a la roya. El hecho de que, desde 1994 en México, el gen de resistencia a la roya con el que ha trabajado el equipo galardonado no ha presentado fallas, constituye un logro notable que ha beneficiado a millones de productores.
El trabajo de Julio Huerta y el equipo que encabeza se ha centrado en la investigación y el mejoramiento de la resistencia a la roya de la hoja y ha conducido a la liberación de muchas variedades resistentes que han propiciado la estabilización de esta enfermedad en el trigo harinero, contribuyendo además a los ingresos de los productores y al cuidado del medioambiente, ya que estas variedades no requieren aplicaciones de fungicidas.
Además, el trabajo que el equipo del INIFAP y el CIMMYT ha desarrollado por décadas ha facilitado el despliegue de variedades de trigo resistentes para frenar la propagación de la enfermedad en Asia y evitar grandes epidemias de roya del tallo en Kenia y Etiopía —mediante las alianzas con la Organización para la Agricultura y la Ganadería de Kenia (KALRO) y el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR)—.
Julio Huerta, patólogo experto en royas del INIFAP, ha sido hospedado como científico adjunto por el CIMMYT desde finales de la década de los noventa. Al recibir el premio, el especialista extendió el reconocimiento a todo el equipo de ambas instituciones con el que ha trabajado: “Este es un reconocimiento a la labor de muchos años y, por supuesto, es muy importante recalcar que es el trabajo conjunto de INIFAP-CIMMYT. Siempre ha habido una relación muy estrecha entre estas instituciones y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Eso le ha dado la fortaleza al programa de trigo mexicano”.
“Las variedades resistentes son el producto final de un proceso científico que termina en manos de los productores. Este premio se otorga precisamente por mantener alejadas de los campos de los agricultores enfermedades como la roya. Desde 1960 a la fecha no se ha reportado roya del tallo en México y eso es muy importante porque hemos estado a la vanguardia en el estudio tanto el patógeno como de los genes de resistencia que se han incorporado en esas variedades. Entonces es un reconocimiento a la parte científica que es el mejoramiento, y a la parte práctica que es la liberación de las variedades y su cultivo entre los agricultores”.
Julio Huerta reconoció que, aunque se han logrado controlar las royas o chahuistles en México, han surgido nuevos retos para los mejoradores de trigo: “Cada vez existen nuevos retos. No solo hay otros lugares en el mundo en donde debemos prestar atención, ahora vienen los retos de liberar variedades con tolerancia a sequía, con tolerancia al calor. Un reto importante es la falta de agua en distintas regiones, así que debemos seguir pensando en producir más trigo con menos agua. Y si el cambio climático propicia un aumento de la temperatura, debemos buscar trigo que se desarrolle bien bajo las nuevas condiciones”.
El investigador recalcó que también existen otros retos relacionados con la producción del trigo y que, aunque los científicos están considerando distintas vías para obtener variedades que requieran una menor cantidad de fertilizante nitrogenado o que sean más eficientes en su aprovechamiento, “hay que pensar en trigo más sustentable, eso requiere de un mejor manejo del agua y los fertilizantes”, señaló.
En ediciones anteriores el galardón se ha otorgado a equipos de científicos de Canadá, Estados Unidos, India, Kenia, Etiopía, Australia y Nepal. En este sentido, el premio otorgado al equipo mexicano es también un reconocimiento a la excelencia en ciencia y a la investigación colaborativa desarrollada en el país, la cual brinda esperanzas sobre la posibilidad de que el mejoramiento de la resistencia a una roya conduzca al mismo resultado para todas las royas del trigo. Por ahora, los genes de resistencia a la roya identificados durante décadas por el equipo galardonado brindan confianza a los principales laboratorios de genética molecular del trigo en todo el mundo.