“Durante los tres años recientes hemos promovido la producción sustentable de alimentos en la Meseta Purépecha, y lo hemos hecho de la mano de productores indígenas porque la lengua materna es fundamental para dar a conocer localmente alternativas sustentables como el manejo agroecológico de plagas, el cual permite controlarlas sin el uso de agroquímicos”, comentó José Isidro Nepamuceno Reyes, colaborador del Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), durante su participación, junto con productores e integrantes de consejos comunales, en una entrevista radiofónica realizada por la XEPUR, La voz de los purépechas.
“En lugar de plaguicidas usamos trampas con feromonas específicas para el gusano cogollero y el gusano cortador. Así interrumpimos el apareamiento de estas plagas y reducimos de forma importante sus poblaciones en los cultivos. El uso de la diversidad funcional es otra actividad concreta que ha sido empleada para controlar plagas. Plantas endémicas como la chicalote, la higuerilla, la ortiga, el toloache o el paraíso (Melia azedarach), contienen sustancias que se pueden emplear como alternativas al uso de elementos químicos comerciales”, señala el especialista.
“Otra innovación que compartimos en la radio fue la siembra de cultivos alternativos como girasol, grass pea, ebo, haba, canola y lenteja, los cuales —junto a dejar la cobertura de rastrojo del cultivo anterior— reducen el nivel de evaporación y favorecen una mayor infiltración del agua de lluvia en regiones con poca precipitación. El resultado que se alcanza entonces es una mayor captación de agua y una reducción en el nivel de deterioro de los suelos por erosión, tanto por acción del agua como del viento”.
La siembra y conservación de maíces nativos es una actividad estratégica y de amplia importancia cultural para los productores de la Meseta Purépecha, por esta razón, señala José Isidro, “se han impulsado acciones para la selección de plantas con características deseables como altura, vigorosidad, resistencia a plagas, enfermedades y factores climáticos. El objetivo es preservar y mejorar el maíz criollo, y que sean los propios productores locales los que cuenten con las capacidades necesarias para obtener mejores resultados en sus parcelas”.
Finalmente, el especialista concluyó su participación hablando del manejo poscosecha. Y es que, de acuerdo con los estudios hechos entre los productores locales, si las condiciones de almacenamiento son inadecuadas, la pérdida de grano puede ser hasta del 60%. Esta es la razón, señaló José Isidro, de dar a conocer opciones como las plantas con acción insectistático —es decir, que inhiben el desarrollo normal de los insectos—, los polvos inertes —como la cal micronizada, las cenizas de fogón y la tierra de diatomeas—, y los silos y bolsas herméticas que además evitan el uso de pastillas de fosfuro de aluminio, potencialmente riesgosas para la salud.