De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las mujeres representan el 43% de la mano de obra agrícola en el mundo. En México, el INEGI reporta que 13.9 millones de mujeres viven en localidades rurales y, de ellas, 938 mil trabajan en este sector.
¿Cómo es la vida de estas mujeres más allá de las cifras sobre sus condiciones?, ¿cuál es su relación con el campo y cómo su trabajo diario se vincula con los alimentos que, día a día, la sociedad consume sin muchas veces reflexionar sobre su origen?
Con estas preguntas como guía, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural —a través de su Coordinación General de Comunicación Social— integró la exposición Mujeres Rurales (Día Internacional de la Mujer Rural), del fotógrafo Juan Pablo Zamora.
Luego de haberse expuesto en las instalaciones de la Secretaría de Agricultura en la Ciudad de México, la muestra fotográfica llegó al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en su sede en Texcoco, Estado de México, donde pudo ser apreciada por la comunidad de dicho centro de investigación.
En entrevista, Juan Pablo Zamora comentó que la exposición fue integrada con imágenes capturadas, en su mayoría, durante el periodo de resguardo social a causa de la pandemia por COVID-19 durante 2020, hecho que adicionalmente ilustra que el campo nunca se detuvo y que las mujeres fueron fundamentales para que la sociedad dispusiera de alimentos en esos momentos críticos.
Sobre la exposición, el fotógrafo comentó: “Cada una de las mujeres que están ahí tiene una historia. El campo es más allá de lo que vemos. Cuando compramos cualquier producto del campo, generalmente no conocemos su historia, y la exposición busca difundir esas historias. Para mí eso fue algo fundamental porque estas personas dicen con orgullo «yo soy de campo, yo trabajo el campo y el campo es mi vida» y esas palabras te mueven porque pensamos que las cosas en el campo son sencillas, pero implican mucho más”.
Como ejemplo, Juan Pablo menciona la historia de Jennifer, “una joven productora de Oaxaca que me impactó mucho. Ella es madre soltera, se dedica al campo, prepara comida para vender y a parte está estudiando Agronomía porque nos comentaba que ella quiere superarse. Ella aprendió lo referente al campo de su papá, que es agricultor, pero tuvo un accidente y ella quedó con toda la responsabilidad y actualmente se hace cargo de sus papás y de su pequeño”.
Después de su exhibición en el CIMMYT, la exposición viajará a otros recintos para presentar las 32 imágenes que la conforman como 32 historias de mujeres rurales mexicanas que, desde muchos ángulos, simbolizan a la madre tierra que alimenta a la humanidad.