La milpa es un ecosistema creado por las sociedades mesoamericanas que ha persistido, muy probablemente, por cerca de 5 mil años. Se trata de un fenómeno cultural y tecnológico dinámico, basado en el cultivo de maíz en conjunto con otras especies (policultivo). Su flexibilidad y eficiencia han inspirado el diseño de sistemas agrícolas más sustentables en todo el mundo.
Recientemente, la milpa maya de la Península de Yucatán ha sido incorporada al Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial (SIPAM), el cual busca dar visibilidad y preservar las prácticas agrícolas que generan medios de vida en áreas rurales al tiempo que combinan biodiversidad, ecosistemas resilientes y tradición e innovación de una manera única.
El SIPAM es una iniciativa de la a Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que, a la fecha, ha designado 72 sistemas del patrimonio agrícola en 23 países. México figura en el mapa del SIPAM con dos sistemas designados: la agricultura de chinampas de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta (que recibió el nombramiento en 2018), y más recientemente la milpa maya de la Península de Yucatán o Ich Kool en maya.
Esta distinción es un reconocimiento a miles de familias agricultoras de la Península de Yucatán que hacen tangible el valor de ese sistema milenario y la importancia de preservar su riqueza biocultural.
Desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se reconoce el esfuerzo de las agricultoras y agricultores que durante el tiempo en que se desarrolló el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, y aún ahora con los aprendizajes obtenidos, han contribuido a la preservación de esta herencia de cultivo.
Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —esfuerzo conjunto de la Fundación Haciendas del Mundo Maya, Fomento Social Banamex, el CIMMYT y las familias productoras de la región— benefició de manera directa a más de 2 mil productores con innovaciones tecnológicas en sus sistemas de producción, haciendo de la innovación un impulsor de la tradición.
Una característica importante del proyecto fue que no solo contribuyó a la seguridad alimentaria de la población rural, sino que trabajó fuertemente por conservar el medioambiente a través de sus actividades. En 2019, de hecho, el proyecto fue reconocido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como una de las soluciones locales más destacadas e innovadoras para hacer frente al cambio climático y fomentar el desarrollo sustentable de las comunidades rurales e indígenas.
A partir de la experiencia de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán se contribuyó a la reflexión sobre cómo la milpa, su estudio, su protección y su fortalecimiento contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas. De acuerdo con las agricultoras y agricultores participantes, aunque aún quedan desafíos, el proyecto les proporcionó las herramientas, la metodología y la motivación para dar continuidad al mantenimiento de la milpa como estilo de vida y como sistema de producción sostenible.