Además de maíz nativo, calabazas, camotes, cacahuates y frijoles, en la milpa del señor Claudio Canul Canul también hay naranjas, toronjas, mandarinas y limones. Esta diversidad y asociación de cultivos no es algo común en su zona, pues la mayoría de los productores trabajan la milpa con menor número de especies vegetales, y en caso de tener cítricos, estos son monocultivos. El señor Claudio Canul, sin embargo, es un productor que optó por innovar en su milpa y hacerla más productiva y rentable para ya no tener que arrebatarle al bosque nuevos espacios que después de un tiempo se vuelven improductivos (haciendo que esta práctica se repita).
Claudio participa en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y, a través de él y gracias a su dedicación y ánimos de aprender, ha logrado establecer una milpa ejemplar (que funciona como un módulo demostrativo de las prácticas sustentables que promueve el proyecto). A ella acuden con regularidad otros productores a quienes les llaman la atención las prácticas innovadoras, el arreglo de la parcela y el manejo agronómico que hace Claudio.
Recientemente, en su parcela —ubicada en la localidad de Cuch holoch, del municipio de Halachó, Yucatán— se realizó un recorrido al que acudieron productores de comunidades vecinas y en el que estuvo presente el técnico especializado en Agricultura Sustentable que lo asesora. Los asistentes escucharon de voz del productor cómo adaptaron a su milpa el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) —práctica estructurada por investigadores del INIFAP y mejorada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT— para hacer un uso más intensivo, a la vez que sustentable, del terreno.
Los visitantes pudieron observar los árboles frutales intercalados, los cultivos hortícolas asociados y el cultivo de maíz establecido, que ―como se comentó durante el recorrido― es producto de un esfuerzo de reinserción de semillas nativas (que se han perdido por diversas circunstancias) que el CIMMYT apoya, proporcionando material que tiene bajo resguardo para que los productores lo reproduzcan y obtengan así semillas para el siguiente ciclo agrícola. Asimismo, se les explicó cómo los cultivos rastreros protegen el suelo y reducen la evaporación (ayudando a mantener la humedad para los cultivos), y también observaron detalles como el espacio entre cultivos para que estos no compitan por luz o nutrientes.
Finalmente, los visitantes conocieron las prácticas agroecológicas con las que Claudio Canul está manejando las plagas (como las trampas con feromonas para el gusano cogollero). En conjunto, todas estas prácticas sustentables resultaron ser del interés de los productores, los cuales declararon: “así ya no tenemos que tumbar más monte, porque se tiene producción todo el tiempo”.