En la época en la que organizaciones como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) iniciaron, la respuesta para mejorar la seguridad alimentaria mundial era obvia: ayudar a las personas a cultivar más alimentos. Hoy la situación es mucho más compleja. Muchos desarrollos interesantes en el mejoramiento son de naturaleza protectora o correctiva. Las variedades de semillas tolerantes al estrés están destinadas a ayudar a proteger contra los peores efectos del cambio climático global. Los esfuerzos para desarrollar variedades ampliamente cultivables y de alto rendimiento basadas en variedades locales buscan reintroducir parte de la biodiversidad perdida a través del éxito desbocado de solo un puñado de variedades comerciales.
Sin embargo, los problemas de inseguridad alimentaria y pobreza persisten, sobre todo entre los pequeños agricultores. La buena noticia es que es precisamente entre estos agricultores donde quedan importantes cosas por hacer, especialmente si consideramos los muchos pasos desde la siembra hasta el consumo final, donde se pueden realizar mejoras técnicas y procesales. “El simple hecho de tener una semilla no es suficiente”, dijo Sylvanus Odjo, especialista en poscosecha del CIMMYT. “Por supuesto que es importante tener buenas semillas, pero también se necesitan buenas prácticas agronómicas”.
A nivel mundial, señaló Odjo, un tercio de la producción agrícola se pierde en la fase de poscosecha. En el México tropical, las pérdidas poscosecha entre los pequeños agricultores de maíz pueden alcanzar hasta el 40%.
Como muestran los hallazgos recientemente publicados de un proyecto de investigación de dos años dirigido por investigadores del CIMMYT, tales pérdidas son totalmente evitables. El estudio, que se llevó a cabo en 2017 y 2018 en docenas de sitios en México que representan una amplia gama de altitudes y ecologías, probó múltiples tecnologías de almacenamiento para determinar cuáles son las más efectivas para evitar pérdidas poscosecha utilizando prácticas de pequeños agricultores del mundo real, independientemente del clima y factores ambientales.
Los investigadores compararon los resultados del almacenamiento utilizando métodos convencionales, como almacenar maíz sin tratar en bolsas de polipropileno de 50 kg, almacenar maíz en bolsas de polipropileno y tratarlo con uno de varios agentes —incluidos fosfuro de aluminio, malatión desodorizado o polvos inertes— y opciones de almacenamiento hermético como el metal hermético para silos, dos tipos de bolsas de plástico herméticas GrainPro y alternativas de bajo costo como botellas de plástico y bolsas de ensilaje.
En condiciones controladas, encontraron que los resultados de las pérdidas eran muy variables para el maíz almacenado convencionalmente, con o sin agentes de tratamiento. Mientras que el grano sin tratar almacenado en bolsas de polipropileno en condiciones templadas en Texcoco solo exhibió solo 2.2% de maíz dañado por insectos, el grano tratado con fosfuro de aluminio y almacenado en bolsas convencionales en condiciones tropicales en Cotzocón sufrió 46.3% de daño por insectos.
En contraste, el maíz almacenado en alternativas herméticas de bajo costo, como botellas de plástico y bolsas de ensilaje, exhibió un máximo de 1.2% de granos dañados por insectos en todos los sitios. Los silos metálicos herméticos y las bolsas GrainPro funcionaron bien en todos los climas, con un par de importantes excepciones. El porcentaje de grano de maíz dañado por insectos almacenado en silos metálicos herméticos en Zacaultipán fue de 13,5%. El maíz almacenado en bolsas GrainPro en este sitio sufrió un 8.1% de daño por insectos.
En general, el estudio demostró de manera convincente la eficacia de las tecnologías de almacenamiento hermético para minimizar el daño por insectos y micóticos, así como la pérdida de peso del maíz almacenado independientemente del clima o la altitud. Sin embargo, persisten importantes obstáculos para la adopción efectiva de las tecnologías. En el caso de los silos metálicos herméticos, se determinó que a pesar de la existencia de una estricta norma nacional para su construcción en México, los silos en ocasiones no cumplían con el estándar nacional y debían readaptarse para asegurar la hermeticidad. Y, como lo demostró el ejemplo de Zacaultipán, un procesamiento deficiente previo al almacenamiento del grano puede comprometer la efectividad de las tecnologías de almacenamiento hermético.
Durante el transcurso de la realización del experimento, los investigadores descubrieron otros desafíos. En México, como suele suceder entre los pequeños agricultores a nivel mundial, las mujeres están en gran parte a cargo de las actividades poscosecha. “Pero nos dimos cuenta de que eran en gran parte hombres los que se presentaban a las capacitaciones”, dijo Odjo. Los investigadores tuvieron que pensar en estrategias, desde ser más cuidadosos con los horarios de las reuniones hasta obtener el apoyo de mujeres líderes locales, para asegurarse de que las capacitaciones llegaran a las mujeres que realmente realizan este trabajo.
Como señaló Odjo, resolver este tipo de desafíos de implementación y promoción, desde asegurar una capacitación adecuada y familiaridad con las tecnologías, hasta alentar a los socios del sector público y privado a hacer que las tecnologías sean más accesibles, es el siguiente paso del proyecto. “La parte menos compleja de este trabajo es la parte técnica”, dijo. “Nuestro trabajo en el CIMMYT es llevar estas innovaciones a los agricultores… Necesitamos involucrar a todos los actores relevantes en el juego”.
El proyecto se llevó a cabo en asociación con el gobierno mexicano a través de MasAgro y recibió financiamiento del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE). Su implementación involucró la colaboración con decenas de socios locales en todo México y se llevó a cabo en respuesta a las sugerencias de los pequeños agricultores.
Lea el artículo completo: Las tecnologías de almacenamiento hermético reducen el daño de las plagas del maíz en los sistemas agrícolas de pequeños agricultores en México
Esta nota se publicó originalmente en el sitio web de MAIZE.
Imagen de portada: Evaluación de la calidad del grano después de seis meses de almacenamiento en Venustiano Carranza, Chiapas. (Foto: CIMMYT)