Se presenta el documento del plan estratégico Maíz para Colombia, coliderado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
Por: Andrea Carvajal.
15 de julio de 2019.
Bogotá, Colombia.- Maíz para Colombia es un plan estratégico compuesto por cinco motores de cambio y 15 acciones clave que llaman a la acción colectiva para construir un sector maicero nacional sustentable y rentable. El plan se presentó oficialmente tras 18 meses de trabajo, la realización de un taller participativo al que asistieron cerca de 50 actores de la cadena del maíz en Colombia, el acompañamiento constante de un panel de expertos y la validación realizada con 19 representantes de los sectores público y privado y la academia.
La presentación se realizó en el marco de la XXII Agroexpo, que convocó a cerca de 50 instituciones, las cuales han mostrado su interés en apoyar la puesta en marcha de la iniciativa —coliderada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT)— para hacer más competitiva la producción nacional de maíz, satisfacer la demanda nacional actual, reducir las importaciones y dar un perfil industrial al cultivo de este grano en Colombia.
Tres preguntas orientadoras con resultados retadores
Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas —del CIMMYT—, destacó que “el plan estratégico de Maíz para Colombia consolida información estadística, macrodatos duros y aportes directos de múltiples actores públicos, privados y sociales vinculados con la cadena productiva de este grano. Estas bases sólidas sustentan las respuestas dadas a las tres preguntas que han guiado la construcción de este plan desde el primer momento: ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo lograr un futuro mejor hacia 2030?”.
En lo que se refiere a la primera pregunta (¿dónde estamos?), Colombia consume maíz a un ritmo más acelerado del que produce, por lo que depende cada vez más de las importaciones provenientes —en su mayoría— de Estados Unidos. Esto es el resultado de la brecha que existe entre el sistema tecnificado y el tradicional y de que el rendimiento nacional de ambos sistemas (5.4 t/ha y 2.0 t/ha, respectivamente) sigue estando por debajo del promedio mundial (5.8 t/ha).
Con respecto a la segunda pregunta (¿hacia dónde vamos?), los resultados de escenarios posibles hacia 2030 no son alentadores. Se espera un aumento de 27.4% en la demanda total de maíz —que en 2016 fue de 6.2 Mt, en buena parte debido al crecimiento de la demanda de maíz amarillo—, mientras que la producción solo aumentará en 4%. De acuerdo con las proyecciones, para 2030 habrá un déficit de 5.9 Mt, que implica incrementar las importaciones en 39% y retroceder en autosuficiencia de 26 a 21%.
La buena noticia es que hay oportunidades para responder al reto de cómo lograr un futuro mejor hacia 2030. Los cinco motores de cambio y las 15 acciones estratégicas propuestas constituyen un abanico de opciones que podrían facilitar significativamente la articulación del Plan de Ordenamiento de la Producción Agropecuaria para el Maíz —estrategia del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR)— para sembrar un mayor número de hectáreas y atender la demanda nacional, atacando la volatilidad de precios y generando las condiciones para que los ciclos a los que se ven sometidos los productores se suavicen, apostando por una mayor productividad y rentabilidad.
Manos a la obra por el futuro del maíz en Colombia
El motor de adopción de semilla mejorada se enfoca en más acceso y, sobre todo, mayor adopción por parte de los maiceros, como un aspecto determinante para incrementar la productividad del cultivo. Para lograr el objetivo de este motor de cambio será fundamental la sinergia entre los sectores público y privado, y en especial del sector de la investigación. La puesta en marcha de este motor ya cuenta con el impulso inicial de un nuevo convenio firmado en febrero pasado entre Agrosavia y el CIMMYT para apoyar la implementación estratégica de un proyecto de mejoramiento y conservación de la biodiversidad de este maíz, cuyos principales lineamientos son semilla y genética; manejo agronómico; componentes social, económico y ambiental; y comunicación entre las instituciones y entre los agricultores y estas.
En el motor de cambio sobre seguridad nutricional, el consumo de maíz biofortificado es una propuesta viable que puede beneficiar con alimentos ricos en nutrientes, especialmente a niños y mujeres gestantes que presentan deficiencia de micronutrientes. Una arepa hecha de maíz biofortificado aporta cinco veces más zinc que una hecha de maíz comercial. Por eso se hace prioritario contar con una alianza entre los sectores público y privado y la sociedad civil, para aumentar la demanda de maíz nutritivo y productivo en Colombia.
El tercer motor se enfoca en la adopción de sistemas productivos y tecnologías sostenibles adaptados al clima, para elevar la productividad del cultivo ante un entorno vulnerable a los efectos del cambio climático. Fomentar el uso de los principios de Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) es clave para incrementar la seguridad alimentaria, mejorar la resiliencia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cuarto motor es denominado redes de acompañamiento a la innovación y pone en consideración las múltiples ventajas que estas tienen sobre las tradicionales, en términos de los impactos que se pueden lograr mediante una asistencia técnica que motive, facilite y acompañe la adopción de innovaciones tecnológicas por parte de los productores.
El quinto y último motor de cambio propone vincular a los productores competitivos con el mercado, como clave para elevar la productividad y rentabilidad del cultivo. Esto tanto mediante el uso de estrategias efectivas —acompañadas de organización de productores, financiamiento y asesoría especializada— como a través del fomento de la mejora de la infraestructura actual para acopio y almacenamiento de granos, que les permita tener a productores y compradores los medios para incentivar la producción nacional.
“Maíz para Colombia está construido para pasar del papel a la acción y de la preocupación a poner manos a la obra, para en equipo asegurar que las acciones y los objetivos que han logrado un consenso en el sector sean implementados para aumentar la productividad y rentabilidad del maíz de manera sustentable en Colombia, aumentar los ingresos de los maiceros y ofrecer a los consumidores alimentos sanos y nutritivos”, puntualizó Bram Govaerts al final de la jornada.
Acerca del CIMMYT
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo es el organismo líder a nivel mundial en investigación de maíz y trigo y otros sistemas de producción. Sus actividades son financiadas con fondos públicos. Tiene su sede cerca de la Ciudad de México y desde ahí coordina sus actividades con cientos de colaboradores en países del mundo en desarrollo, destinadas a incrementar la productividad de los sistemas de producción de maíz y trigo, mejorando así la seguridad alimentaria global y reduciendo la pobreza. El CIMMYT es miembro del Sistema CGIAR y coordina sus Programas de Investigación MAÍZ y TRIGO, así como su Plataforma de Excelencia en Mejoramiento. Para sus actividades, el CIMMYT recibe fondos de Gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otras instituciones de los sectores público y privado.
Más información:
Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas, del CIMMYT: b.govaerts@cgiar.org