El maíz es uno de los cultivos priorizados por el proyecto Colombia Agroalimentaria Sostenible, siendo el tercer grano en Colombia con mayor superficie sembrada —después de café y arroz— cuya producción es destinada en un 63 % al consumo humano en la fabricación de arepas, envueltos, mazamorras y chichas. Es precisamente el maíz uno de los cultivos cuya variación en el rendimiento se verá más afectada como consecuencia del impacto del cambio climático, lo que de acuerdo con un reciente estudio , representa una amenaza para el desarrollo del país, ya que puede exacerbar la desigualdad y la pobreza, provocar daños al capital físico y a la infraestructura, interrumpir la generación de electricidad, reducir la productividad laboral y el capital humano, y ocasionar pérdidas en la agricultura.
Es así como surge un convenio creado para encontrar y aplicar alternativas con miras a que el sector agropecuario colombiano se adapte a las condiciones locales del clima y mejore el uso de los recursos naturales asociados con los sistemas productivos, fortaleciendo así su resiliencia ante los impactos del cambio climático.
En este convenio convergen el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), la Alianza Bioversity International y el CIAT, la Corporación AGROSAVIA, el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV) y CIMMYT, al igual que los principales gremios de Colombia entre los que se encuentra la Asociación de Bananeros del Magdalena y La Guajira (ASBAMA), la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), el Centro de Investigaciones del Banano (Cenibanano), la Asociación Hortifrutícola de Colombia (ASOHOFRUCOL), la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña), el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela), la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz), la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce) y la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán).
Se trata del proyecto ‘Colombia Agroalimentaria Sostenible: Adaptación al Cambio Climático’ financiado en su orden por el Fondo Verde para el Clima (GCF), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) y los socios participantes. Durante los próximos cinco años este proyecto se enfocará en el logro de un objetivo triple: implementar de manera directa con pequeños productores tecnologías que promuevan la producción sostenible del sector agrícola en Colombia. Al tiempo que reducir la vulnerabilidad de los sistemas productivos agropecuarios ante las amenazas del cambio climático, mediante el fortalecimiento de la gestión del riesgo climático, así como disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, garantizando la disponibilidad suficiente y estable de alimentos de calidad.
De ahí la importancia de este Taller de fortalecimiento de habilidades técnicas para la selección y evaluación de material genético de maíz, pues “en equipo con todos hemos logrado uniformizar criterios de selección y metodología de trabajo para el primer año del proyecto. Así como establecer capacidades institucionales en cada región y definir cronogramas de siembra y entregables” resaltó Félix San Vicente, coordinador regional de mejoramiento de maíz para América Latina, CIMMYT.
Este taller, resultado de la colaboración entre la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas (Fenalce), CIMMYT, Corporación AGROSAVIA y la Alianza Bioversity International y el CIAT, contó con un componente práctico que capacitó a los participantes en la evaluación y selección del material genético de maíz, con un enfoque específico en su resistencia a los estreses abióticos: calor, sequía y encharcamiento.
Punto de especial interés para José Jaime Tapia, ingeniero agrónomo del Centro de investigación Turipaná, AGROSAVIA: “estas características de estreses abióticos son las que enfrentan nuestros productores normalmente en el día a día y más con todo el clima que está cambiando constantemente. Entonces, desde la investigación, desde el desarrollo de tecnologías, estamos validando precisamente todas esas metodologías que nos conllevan a poder seleccionar los mejores materiales genéticos para darle esa oferta tecnológica con esas características a nuestros productores”.
Y es que uno de los principales aportes que espera hacer el proyecto Colombia Agroalimentaria Sostenible es un sistema de extensión agrícola mejorado que promoverá la adopción de la agricultura digital, fortaleciendo la resiliencia climática y mejorando la adaptabilidad a condiciones extremas. Aspecto que evidencia que “es claro que necesitamos capacitaciones y actualización. Y este tipo de eventos, y este tipo de convenios con entidades internacionales y las demás entidades del sector nos permiten justamente eso, actualizarnos, formarnos mejor y compartir experiencias”, destacó José Gabriel Ospina, ingeniero agrónomo responsable de los proyectos de nutrición, en Fenalce.
La agricultura digital es uno de los tres componentes de trabajo del proyecto. Allí se incluyen tecnologías como la información satelital, herramientas de toma de decisiones conectadas y bases de datos, que están al servicio tanto de extensionistas como de productores. Incluyendo, por supuesto, la plataforma e-agrology, desarrollada por CIMMYT, que representa una solución pionera diseñada para capacitar a los agricultores en el registro y gestión eficiente de datos agronómicos esenciales.
Durante los próximos cinco años el proyecto se centrará en los cultivos de arroz, caña de azúcar, caña panelera, café, maíz, musáceas, papa y en ganaderías, que junto con sistemas agroforestales serán estudiados en 22 departamentos, en los que están representadas diferentes regiones colombianas: Caribe, Pacífico, Andina y Orinoquía. Con la información generada se desarrollarán productos y aplicaciones para la intervención enfocada en contrarrestar los efectos de la variabilidad climática.