Guanajuato.- #LaAgriculturaSigue o #ElCampoNoPara son algunos de los hashtags que hemos usado los usuarios de redes sociales para hacer visible que, desde que inició la pandemia, los productores agropecuarios no han tenido un día de descanso. En el campo las actividades no se pueden detener, esa es la realidad en la que están inmersos miles de hombres y mujeres que se dedican a la producción primaria de alimentos.
En el campo, poco se sabe de días de descanso. El ciclo natural de los cultivos no se pausa durante los días de asueto o los fines de semana y por eso, con o sin pandemia, las vidas de los agricultores continúan con las preocupaciones e interrogantes de siempre: “¿Lloverá lo suficiente este año?”, “ojalá no haya muchas plagas”, “¿ahora cuál será el precio de la tonelada de maíz?”, “esperemos que no nos caiga granizo”, etcétera.
En medio de esta pandemia hemos aprendido a vivir sin varios de los satisfactores a los que estábamos acostumbrados, pero no así sin alimentos, esos que producen las manos de los agricultores. En este sentido, la situación actual sigue siendo una buena oportunidad para reconocer la enorme contribución que hace el productor agropecuario a la economía del país.
Los “pequeños” productores (los que cultivan menos de cinco hectáreas), por ejemplo, producen hasta el 80% de los alimentos que están sobre la mesa de los mexicanos. No obstante, se enfrentan a muchas situaciones poco favorables: con frecuencia son sujetos del abuso de los intermediarios, muchas veces los insumos que tienen que comprar resultan más caros que y aún así deben vender más barato su producto.
Además, por diversas circunstancias socioculturales y formativas, estos productores no acostumbran a considerar en sus costos de producción la mano de obra porque, dicen, es “su propia mano de obra y la de sus hijos”. Tampoco consideran como costo la depreciación de su equipo y maquinaria y, debido al arraigo a las enseñanzas de sus padres y abuelos, la adopción de nuevas prácticas agrícola suele ser compleja.
Por todo lo anterior, el actual es un momento oportuno para reconocer la gran labor de las personas que trabajan el campo. Quienes formamos parte de la red de innovación que impulsan la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), creemos firmemente que, mediante el acompañamiento técnico de calidad y con calidez humana, es posible transformar este reconocimiento en acciones concretas a favor de los productores.
En este sentido, es un momento propicio para reconocer también a los otros héroes que caminan al lado de los productores, me refiero a los profesionistas que brindan ese acompañamiento técnico, como el ingeniero Emanuel Flores del equipo técnico de MasAgro Guanajuato quien, inmediatamente después de recuperarse del COVID-19, su primera salida fue hacia las parcelas de los productores a quienes brinda atención.
También es oportuno reconocer a los otros miembros del equipo quienes, ante la imposibilidad de hacer reuniones presenciales por las restricciones sanitarias, han usado las herramientas disponibles para continuar difundiendo innovaciones sustentables. Con transmisiones en vivo a través de Facebook y atendiendo comentarios en tiempo real, los aprendizajes en esta nueva normalidad digital han sido vastos.
En los municipios de Pénjamo, Purísima del Rincón y Ocampo se han desarrollado capacitaciones bajo este nuevo esquema. Estas experiencias motivaron el desarrollo de la jornada de capacitación “Producción sustentable de cebada y trigo en El Bajío con base en Agricultura de Conservación”, un ejemplo de que, bajo cualquier circunstancia, #LaAgriculturaSigue.
Producción sustentable de cebada y trigo, jornada de capacitación disponible en línea.