Con el paso del tiempo, el manejo convencional de los cultivos (quemas agrícolas, monocultivo, constante movimiento del suelo, etc.) genera impactos negativos en la fertilidad de los suelos, erosionándolos y volviéndolos cada vez menos productivos (este efecto es particularmente notorio en zonas de lomeríos y laderas). Sin embargo, hay diversas prácticas que ayudan a revertir esta situación; entre ellas está el establecimiento de cultivos de cobertura.
El frijol mucuna (Mucuna pruriens) —también llamado frijol terciopelo (por sus vainas con vellosidad) o frijol nescafé (porque sus semillas tostadas se usan como sustituto de café)— es un cultivo de cobertura que, en rotación o de relevo con el maíz, funciona como un abono verde, debido a la cantidad de follaje que produce. Estas grandes cantidades de biomasa contribuyen a mejorar el suelo, evitar la erosión hídrica, conservar la humedad e impedir la emergencia de malezas.
Gracias a que es una leguminosa, tiene la capacidad de capturar el nitrógeno (elemento esencial para el crecimiento de las plantas) del aire y fijarlo al suelo gracias a las bacterias Rhizobium que se desarrollan en sus raíces. Sus vainas, follaje y semillas se usan en algunos casos para la alimentación animal, mientras que el consumo humano es mucho menos frecuente (no solo porque su cocción toma mucho tiempo, sino porque contiene sustancias que pueden ser tóxicas, como la L-dopa, precursora de la dopamina).
Se trata de una planta que se adapta bien a las regiones tropicales; por eso, productores del municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, en Oaxaca, han comenzado a realizar siembras de relevo con esta leguminosa —estableciendo el cultivo cuando el maíz ya se encuentra doblado y listo para cortarse—, obteniendo buenos resultados.
Para los productores de este municipio el cultivo del frijol mucuna es una forma natural de mejorar la fertilidad de sus suelos, y representa además una alternativa para disminuir la inversión realizada en fertilizantes (sobre todo porque la producción en esta zona es de dos ciclos agrícolas). Su apuesta por esta leguminosa, de hecho, se ha comenzado a replicar en parcelas de municipios vecinos.
Es importante mencionar que la sola implementación del cultivo de mucuna no basta para mejorar la calidad y fertilidad del suelo. Para que esta leguminosa haga su trabajo, se deben realizar además otras prácticas sustentables a nivel de parcela, tales como la mínima labranza, la rotación de cultivos, la cobertura del suelo o el Manejo Agroecológico de Plagas.