Las reservas comunitarias de semillas son parte de las medidas de adaptación al cambio climático, ya que las sequías, las heladas y el exceso de lluvia están dañando los cultivos y provocando pérdidas de maíz y frijol, lo que atenta contra la seguridad alimentaria de las familias de áreas rurales del occidente de Guatemala.
Por: Ana Christina Chaclán, enlace de comunicación del Proyecto Buena Milpa Guatemala.
Huehuetenango, Guatemala.- El viernes 15 de febrero se inauguró una reserva comunitaria de semillas (RCS) en el cantón Tojxim, de la aldea Capellanía, en Chiantla, Huehuetenango. El propósito de las reservas es brindar un espacio físico idóneo para almacenar las semillas y evitar que pierdan sus cualidades.
Francisco Javier López, presidente del comité de la reserva comunitaria de Tojxim contó que en la reserva ya se almacenan semillas de maíz, haba, avena, frijol y chilacayote, “necesitábamos un lugar para guardar nuestras semillas, porque hace alrededor de cuatro años perdimos cultivos a causa de una sequía, y en otra ocasión llovió mucho y las plantas se pudrieron, por lo que muchos perdimos nuestras semillas y nos costó recuperarlas”. Las RCS son parte de las medidas de adaptación al cambio climático, ya que las sequías, las heladas y el exceso de lluvia están dañando los cultivos y provocando pérdidas de maíz y frijol, y algunas cucurbitáceas, lo que atenta contra la seguridad alimentaria de las familias de áreas rurales del occidente de Guatemala.
“La construcción se realizó en tres meses, y participaron 70 productores que ayudaron a acarrear la arena y las piedras para la construcción. Ahora sólo se ha resguardado la semilla de 25 agricultores, porque los demás todavía están secando los granos”, explicó Feliciano Pérez, técnico local de la Cooperativa Joya Hermosa. A través de la colaboración entre la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (Asocuch) y el Proyecto Buena Milpa Guatemala —financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) e implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se construyeron cuatro reservas y se mejoraron otras cuatro, las cuales funcionan en comunidades de Huehuetenango. “Empezamos a trabajar con las reservas de semillas hace aproximadamente 15 años. Y, actualmente, ya se construyeron 18 en varias comunidades de Huehuetenango”, compartió Miguel Ángel Figueroa Alba, gerente general de Asocuch.
Figueroa resaltó que es importante concientizar a los productores para que participen en la conservación de semillas, porque las prácticas de secado que utilizan perjudican a los granos, y algunas veces ya no resisten la siguiente cosecha. Para que las RCS funcionen, se realiza un proceso de capacitación con los productores locales, ya que ellos aprenden sobre selección masal, una técnica que permite mejorar la calidad y la productividad de los maíces nativos. Al conservar las semillas nativas de las comunidades rurales se contribuye al resguardo de la biodiversidad y a ofrecer opciones de almacenamiento de semillas resilientes para los productores.