Se prevé que el cambio climático provoque pérdidas de más del 20% en la producción agrícola de aquí a 2050. Con una población mundial en aumento, los cultivos adaptados a los efectos del cambio climático, como la sequía y el calor, son necesarios para mantener los niveles de productividad y satisfacer la demanda de alimentos.
Científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en colaboración con científicos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, se propusieron analizar los rasgos de las razas autóctonas de trigo harinero frente a siete variables climáticas: temperatura media, temperatura máxima, precipitaciones, estacionalidad de las precipitaciones, índice térmico de la temperatura media, índice térmico de la temperatura máxima e índice de sequía. El método utilizó asociaciones genoma-ambiente (GEA) y escaneos de asociación genómica ambiental (EnvGWAS), que tradicionalmente se han aplicado poco en este tipo de investigación.
A partir de una muestra de 990 variedades locales de trigo harinero del banco de germoplasma del CIMMYT, el estudio descubrió proteínas asociadas a la tolerancia a la sequía y al calor. Con estos resultados, se pueden seleccionar nuevos genotipos con alelos resistentes para que los programas de mejoramiento produzcan variedades resistentes y adaptadas a entornos extremos y a los efectos del cambio climático.
Este trabajo fue implementado por el CIMMYT como parte de la Iniciativa Seeds of Discovery (SeeD) en colaboración con la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), gracias al generoso apoyo del proyecto MasAgro financiado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) del Gobierno de México. Las opiniones, hallazgos, conclusiones o recomendaciones expresadas en esta publicación son de su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente el punto de vista de la SADER.
Foto de portada: Recolección de trigo en Ciudad Obregón, México. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)