Carlos Jacinto Uriarte es uno de los productores que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan la Compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en varias regiones del país. El maíz amarillo que este productor sinaloense cultiva parecería igual a otros; sin embargo, es excepcional.
Producido con prácticas sustentables, el maíz amarillo de don Jacinto le agrega valor a la cadena alimentaria (para el productor representa un ahorro, y para el planeta, un pequeño alivio). Además, en su sistema de producción, Carlos no utiliza agroquímicos de uso restringido, ni en el tratamiento de la semilla ni en el manejo de plagas y malezas. Esto brinda certeza sobre la inocuidad del producto.
El programa Apoyo al Abastecimiento Responsable en México tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local, pero de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en las condiciones de contratación. En este esquema, además, participa la empresa sinaloense Sacsa, la cual realiza el primer paso de la transformación del grano que posteriormente la Compañía Kellogg pone a disposición de los consumidores.
El abastecimiento responsable brinda a la industria agroalimentaria y el consumidor la certeza de que el maíz es resultado de trabajar bajo sistemas de producción sustentables, con un menor impacto al medioambiente e, incluso, más sano e inocuo. Como dice don Jacinto: “así, nosotros mismos queremos consumir nuestros productos, lo que sembramos, como este maíz de mejor calidad y con buen rendimiento, que es —sobre todo— un alimento sano para nuestras familias”.
A don Jacinto y los otros productores que participan en el proyecto, el esquema de abastecimiento responsable les ofrece varios incentivos, pues con prácticas sustentables no solo pueden disminuir sus costos de producción, sino que se ven beneficiados con un esquema de comercialización certero y justo.
Asimismo, el valor agregado al maíz amarillo abona a las políticas públicas del Gobierno de Sinaloa, por ofrecer una reconversión de cultivos rentable que disminuye la presión comercial al maíz blanco, el cual prevalece en gran superficie de la entidad.