Oaxaca.- Como si fuera un médico cuyo paciente es la tierra, antes de hacer un diagnóstico de la fertilidad del suelo que debe restaurarse, Jonatan Villa Alcántara, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), saca su instrumental.
Un determinador de compactación, otro de pH y uno más de la conductividad eléctrica de los suelos le permiten medir el nivel de deterioro de una parcela antes de que un productor la siembre.
Su trabajo es parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT.
La zona de acción de Jonatan Villa está en el Bajo Mixe, esa parte del territorio de Oaxaca donde hay una transición entre las regiones de la Cuenca y el Istmo, caracterizada décadas atrás por la alta producción de maíz, cuando todavía la ganadería no desplazaba a la agricultura debido, en gran parte, a los bajos precios del maíz.
La presencia del ganado compacta al suelo e impacta en su fertilidad natural al reducir la cantidad de nutrientes. La ganadería ha impactado también en la disminución de la diversidad de especies vegetales y ha aumentado la erosión.
La tarea de impulsar la diversificación de cultivos estaría incompleta si antes de sembrar el productor no conoce qué tanta fertilidad se le debe devolver al suelo y cuáles son los cultivos ideales para este propósito.
“Con el pisoteo que hacen, el ganado compacta el suelo”, detalla al mostrar un penetrómetro manual que, si marca verde, significa que no hay compactación; si es amarillo los problemas empiezan a presentarse y si rojo entonces es señal de que la compactación en el suelo es fuerte.
La misma acción la repite en varios puntos de la parcela y luego la complementa midiendo el pH (para saber si el cultivo del maíz puede absorber los nutrientes en el suelo) y la conductividad eléctrica: “si esta es muy baja existe muy poco movimiento de los nutrientes en el suelo”, puntualiza Jonatan.
Estos tres parámetros físicos le permiten a Jonatan realizar un plan de intervención con los productores y sugerir acciones para mejorar la conductividad de los suelos u ofrecer otros cultivos que además de reducir la compactación del suelo pueden aportar ingresos y mejorar la alimentación de las familias.
“Este trabajo nos va a ayudar para que los productores conozcan cuánta fertilidad han perdido sus suelos y establecer alternativas de solución real”, ya que como buen especialista no puede recetar si no diagnostica el nivel de deterioro en la salud del suelo.