Huanímaro, Gto.- Los productores agrícolas buscan constantemente mejorar su sistema de producción. Para alcanzar mayores rendimientos y beneficios económicos recurren a los mejores insumos del mercado a su alcance —semillas, fertilizantes, herbicidas, insecticidas, fungicidas; incluso maquinaria, equipos e implementos—. Algunos de ellos consideran que los insumos más costosos son sinónimo de mejor calidad. En algunas ocasiones logran buenos resultados, pero en otras ―la mayoría― la relación beneficio-costo suele ser muy baja ―es decir que el margen de utilidad obtenido por el productor es reducido pese a lograr buenos rendimientos en la producción― y en algunas otras ocasiones el balance resulta completamente negativo.
Hay un elemento que puede hacer que todos los insumos se utilicen eficientemente y se logre el objetivo anhelado por el productor, este elemento es el acompañamiento técnico ―y sus diversas modalidades como servicios de asesoría técnica o extensionismo rural― que, en la actualidad, debe adaptarse a un entorno donde es necesario producir más, con los mismos recursos, y además hacerlo en el marco del cambio climático, lo cual implica que ya no basta con buscar el alto rendimiento a toda costa, sino que es indispensable cuidar también los medios de producción como el suelo, el agua y el aire, es decir: hacer una Agricultura Sustentable.
La adopción de tecnologías o innovaciones sustentables debe hacerse mediante un proceso basado en el respeto y el diálogo y no mediante la imposición de quienes brindan el acompañamiento técnico. En este proceso, los primeros acercamientos del productor con las innovaciones o propuestas de intervención son fundamentales, particularmente cuando son diferentes a las prácticas que ellos realizan o conocen de toda la vida. En estos casos, es importante mostrar la utilidad y ventajas de las prácticas sustentables para que el productor esté de acuerdo en implementarlas al menos en una parte de su terreno de cultivo y, posteriormente a partir de los resultados, en toda su superficie agrícola.
Es en este punto donde cobra mayor relevancia un acompañamiento técnico adecuado, pues de esto depende que el productor tome decisiones informadas y se reduzca la posibilidad de que se presenten dificultades en la implementación de prácticas sustentables. En el caso de los agentes técnicos MasAgro ―programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― el acompañamiento técnico que brindan se fundamente en una sólida formación apoyada en una infraestructura física y humana que fortalece su intervención.
Las plataformas de investigación ―en las que se validan las prácticas que posteriormente se le proponen al productor―, los módulos demostrativos ―parcelas o vitrinas de exhibición instaladas junto con productores donde se hacen dos prácticas: la convencional de la región y la sustentable propuesta por MasAgro―, y un equipo de especialistas en diversos temas ―como fertilidad integral, Manejo Agroecológico de Plagas, manejo integrado de malezas, comercialización o vinculación a mercado, capacitación, manejo poscosecha, maquinaria especializada, etcétera― son parte de esa infraestructura de apoyo al acompañamiento técnico de MasAgro.
Además, los agentes técnicos de MasAgro tienen la posibilidad de acercar al productor con actores clave, como autoridades municipales, distribuidores de insumos, organizaciones de productores, empresas fabricantes de productos de uso agrícola y otros. Con esto se busca que el acompañamiento técnico sea integral y que tenga continuidad durante los ciclos agrícolas, lo cual fomenta la confianza en el productor de que al implementar alguna práctica diferente a la convencional tendrá a quién preguntarle cómo.
Esta ha sido la metodología que se ha seguido en el municipio de Huanímaro, Guanajuato, para que los productores con los que actualmente se tiene interacción adopten sistemas sustentables como la Agricultura de Conservación, con la cual se han logrado incrementos en los rendimientos de hasta un 20% y reducciones en los costos de producción de hasta 15% para los cultivos de maíz y trigo en los dos últimos años.