Texcoco, Edo. Méx.- El Día Mundial del Medioambiente (5 de junio) se conmemora desde 1972 y es un llamado a desarrollar acciones para proteger y mejorar el entorno natural. Esta conmemoración busca desarrollar el sentido de la responsabilidad medioambiental en individuos, empresas y colectividades. Cada año se enfatiza en un tema en particular. 2021 se centra en la restauración de los ecosistemas, incluyendo ciudades y tierras de cultivo.
¿Por qué es importante restaurar las tierras donde se producen los alimentos? En primer lugar, porque el 52% de los suelos agrícolas del mundo están moderada o severamente degradados. Esto afecta directamente a 74% de la población en situación de pobreza. En segundo lugar, porque las prácticas agrícolas convencionales contribuyen a la degradación de otros ecosistemas.
De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), el sector primario (agricultura, ganadería y otros usos de la tierra) es responsable del 23% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, la agricultura ocupa el 70% del agua extraída a nivel global —en México esta cifra es de 76%—. Así, buscar y difundir mejores prácticas agrícolas que permitan restaurar y conservar suelos, agua y aire, es fundamental.
A través del proyecto de sustentabilidad agrícola y abastecimiento responsable, Plan Maíz, Nestlé promueve prácticas de Agricultura Sustentable en Guanajuato desde 2018. El proyecto cuenta con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y durante el ciclo primavera-verano 2020 promovió la adopción de mejores prácticas agrícolas en una superficie cercana a las 4,400 hectáreas.
Se trata de las parcelas de 203 agricultores (casi el doble que en 2019) de los municipios de Pénjamo e Irapuato en Guanajuato. Estas parcelas representan sitios donde se promueven y adoptan prácticas sustentables, pero también donde se desarrollan capacidades de técnicos y productores mediante eventos de entrenamiento.
Entre las prácticas agronómicas promovidas por el proyecto se encuentra el monitoreo de fechas de siembra adecuadas, la alternancia de maíz con cultivos adecuados, la labranza mínima, el mínimo movimiento del suelo, la incorporación de los residuos del cultivo anterior (rastrojos) para conservar humedad y evitar la erosión del suelo, la aplicación de estrategias de fertilización integral para darle a la planta las cantidades de nutrientes que requiere, la tecnificación del riego, el control de plagas y enfermedades con base en microorganismos benéficos y enfoques agroecológicos, la utilización de dosis óptimas y aplicaciones adecuadas para el control químico, así como la incorporación de estrategias para el manejo de la biodiversidad a nivel parcela, como las barreras vivas y los hospederos de insectos benéficos.
Estas prácticas se promueven en colaboración con actores locales en Guanajuato, como técnicos de campo, y el reto es que un número mayor de productores las adopten como estrategia para minimizar los riesgos derivados del cambio climático. Además de promover su adopción, el proyecto mide los impactos que estas prácticas tienen en los recursos naturales, como el aire, el agua y el suelo.
Con respecto al aire, por ejemplo, el proyecto mide el promedio de emisiones de CO2 a la atmósfera a partir del consumo promedio de combustible por hectárea en la producción de maíz. En este contexto, este proyecto ha identificado que las practicas sustentables pueden ayudar a reducir las emisiones de CO2 hasta en un 30%.
Con respecto al agua, se mide la cantidad utilizada para producir una tonelada de maíz expresado en metros cúbicos (m3). Con la promoción de tecnologías de riego más adecuadas y la implementación de camas permanentes (práctica que permite distribuir mejor el agua y disminuir su desperdicio), el consumo de agua con respecto a prácticas convencionales puede reducirse hasta en un 20%, dependiendo de las condiciones de cada ciclo productivo
Las prácticas sustentables pueden también ayudar a mejorar la productividad y rentabilidad de los sistemas de producción de maíz en El Bajío. Durante 2020, los productores de Plan Maíz alcanzaron en promedio un rendimiento de 12.3 toneladas por hectárea (t/ha). Esto representa un rendimiento 20% superior comparado con el valor promedio para productores de la región. Sin duda, esto ayuda a que los productores tengan mejores niveles de rentabilidad.
El modelo de Agricultura Sustentable promovido por Plan Maíz y Nestlé ayuda a generar información para que un mayor número de productores perciba que el valor de las prácticas sustentables también se relaciona con una mejor productividad. Si además existe una compra asegurada, los productores pueden tomar decisiones en un entorno de mayor certeza y contribuir a la restauración de los recursos naturales. De esta manera, se aporta también a objetivos más amplios orientados a que los sistemas agroalimentarios sean más sustentables y resilientes para que el sector que alimenta al mundo sea el mismo que lo restaure.