Con la implementación de la AC se reduce hasta en 90% el uso de combustible por concepto de preparación del suelo.
Por: Liliana López, MasAgro Sinaloa.
Fotografía: Marco Díaz.
2 de agosto de 2016.
La Agricultura de Conservación (AC) es un sistema de producción agrícola sustentable que comprende prácticas agronómicas que protegen el suelo de la erosión y la degradación, mejoran su calidad y biodiversidad, y contribuyen a la preservación de los recursos naturales como el agua y el aire. Este sistema comprende tres prácticas básicas: retención de residuos sobre la superficie del suelo, mínimo movimiento del suelo y diversificación de cultivos.
Pese a sus beneficios, en Sinaloa los productores se han enfrentado a algunas limitantes que poco favorecen la adopción de esta práctica. Entre éstas podemos mencionar:
1. Quema de soca: Más de 50% de la materia orgánica está compuesta de carbono, que al quemarse produce gases de efecto invernadero como el CO2. Si evitamos la quema, se captura el carbono, reduciendo hasta en 85% las emisiones de bióxido de carbono a la atmósfera.
2. Falta de experiencia para la adopción: Al incursionar en este sistema, es necesario capacitarse sobre el cambio de prácticas que se llevarán a cabo. Por ejemplo, llevar a cabo el “año cero”, que es la preparación para el futuro: en este año se solucionan los problemas de compactación y de nivelación existentes en el terreno y se trazan los surcos con uniformidad para evitar mover el suelo posteriormente.
Otro punto fundamental es la distribución uniforme de los esquilmos sobre la superficie del suelo, por lo que se recomienda que la trilladora tenga el equipo esparcidor de residuos al momento de ir cosechando. También se recomienda desmenuzar el rastrojo una vez que pase la temporada de lluvias.
3. Altos costos de la maquinaria especializada: Para sembrar bajo el sistema de AC existen en el mercado diferentes equipos y marcas especiales para trabajar, pero también ha sido un éxito la modificación de los implementos con los que cuenta el productor, como la fertilizadora y sembradora al adaptarle un disco cortador o machete, según sea el caso, para manejar mejor los residuos de los terrenos y realizar así una fertilización y siembra adecuada y eficiente.
Al final, los beneficios de la AC son muchos e impactan directamente en la economía del productor y en el cuidado del ambiente. En el caso de Sinaloa se puede reducir hasta 90% el uso de combustible por concepto de preparación de suelo, se elimina la labranza primaria y secundaria, el desgaste de maquinaria es menor y se tienen ahorros en la inversión del costo de producción de 3,000 a 5,000 pesos por hectárea.
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