Por: Nadia Waleska Rivera, coordinadora de comunicación del Proyecto Buena Milpa en Guatemala.
14 de diciembre de 2017.
Guatemala.- Durante una sesión de capacitación de dos días, jóvenes representantes de las organizaciones colaboradoras de Buena Milpa, provenientes de los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Totonicapán, Quiché y Quetzaltenango, tomaron el tercer módulo concerniente al manejo pre y poscosecha de granos de maíz.
En este último módulo, los jóvenes participantes se informaron de la problemática que existe actualmente con las enfermedades que se desarrollan en el cultivo de maíz, las cuales son más visibles en la época de poscosecha y tienen que ver con todo su proceso (cosecha, secado, clasificación, desgranado, tratamiento, almacenamiento y consumo).
La propuesta de trabajar con jóvenes está relacionada con que existe una debilidad dentro del sistema de profesionales y técnicos que están vinculados con el sistema milpa. Actualmente, hay poco personal calificado —sobre todo joven— que pueda realizar acciones a corto y mediano plazo en el campo agronómico, esta es la razón por la que, dentro de la colaboración entre el Proyecto Buena Milpa y el Proyecto de Fitomejoramiento Participativo, se está brindando formación a jóvenes, para que tengan suficiente información y las herramientas para replicarla posteriormente en sus comunidades, afirmó el ingeniero Mario Fuentes, principal promotor de estas actividades.
En este tercer módulo de formación, los participantes pudieron informarse y debatir sobre los factores positivos y negativos que influyen en el manejo pre y poscosecha, la importancia del almacenamiento de granos, los aspectos climáticos y la importancia de la inclusión de la mujer en esta fase; poniendo énfasis en la calidad e inocuidad del grano, ya que tienen el grave problema de la mala calidad del grano que es para consumo humano, lo que está relacionado con el tema de las micotoxinas que causan efectos muy dañinos en la salud humana y animal.
Además, se realizaron prácticas de muestreo para cuantificar el problema del Fusarium que hay en el maíz, lo que ayuda a dimensionar el problema y sirve para que ellos lo usen como una herramienta cuando hagan sus ejercicios a nivel de campo, indicó Fuentes.