Mejorar lo que se hace para fortalecer el sistema milpa y los rendimientos.
Por: Hugo Castellano
15 de mayo de 2017.
Texcoco, Edo. Méx.- ¿Qué tenemos? ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos mejorar lo que nosotros tenemos y lo que estamos haciendo? Así planteó su actividad Moisés Rodríguez, representante del grupo de productores de la región de Ocosingo, Chiapas, y con su proyecto titulado “Promoción y desarrollo de tecnologías sustentables para el fortalecimiento del sistema milpa”, se convirtió en ganador del Premio en la categoría Productor/Grupo de productores. De este trabajo destacan importantes elementos.
Los productores adoptaron el sistema milpa intercalada con árboles frutales (MIAF) en parcelas de ¼ de hectárea donde siembran maíz, frijol, plátano, café y yuca para una dieta más balanceada. El sistema MIAF representa algo más que una técnica de trabajo; es una alternativa sustentable que fortalece a las familias de autoconsumo en la región de Ocosingo.
Como punto de partida están las tres prácticas de la Agricultura de Conservación: mínimo movimiento de suelos, manejo de rastrojos y diversificación de cultivos, y en la región de Ocosingo el énfasis se da en el manejo de rastrojos, con el fin de que se reflexione sobre la importancia de éstos en el suelo y se reduzca su eliminación con fuego, ya que el sistema milpa se ha basado en el esquema de roza, tumba y quema.
Adicional a la rotación de cultivos que los productores ya realizan con maíz y frijol de relevo, se busca el fortalecimiento de las prácticas de los productores, principalmente en el manejo de plagas y enfermedades, poscosecha y rescate de maíces y frijoles criollos. En este sistema integral, en el que conviven al menos cinco cultivos (maíz, frijol, yuca, chayote, picantes y verduras nativas) con la técnica de MIAF, el proyecto ganador logra mostrar cómo es posible trabajar el sistema milpa de manera integral para la producción de alimentos y la generación de ingresos para las familias de autoconsumo con un impacto positivo.
La parcela MIAF es el resultado de un proceso que inició en 2014, específicamente en la parcela del productor colaborador Felipe Sánchez Vázquez, de la comunidad de San Miguel El Grande, Ocosingo, Chiapas. Como resultado del seguimiento, los talleres de capacitación y la asesoría que se da cada año en el proceso de colaboración, los productores adquieren nuevos conocimientos, comparten experiencias y presentan inquietudes o perspectivas nuevas de sus sistemas de producción.
Concretamente con MIAF se combina la milpa sin quema, con árboles frutales y adicionalmente se hace un seguimiento preciso que involucra datos sobre diagnóstico de consumo, información para conocer qué cultivos hay (maíz, frijol, frutales, verduras y leguminosas) datos para saber cuáles son los productos que más consumen en la familia, información de que producto se vende y de dónde viene, en el tianguis local de la cabecera municipal de Ocosingo y otros elementos que configuran la actividad.
Además, desde la productividad, el proyecto ha logrado un incremento en la eficiencia y capacidad de producción del público objetivo, participantes o beneficiarios del proyecto. El rendimiento por hectárea aumentó a 4.6 toneladas, gracias a una densidad de siembra óptima de 40,000 plantas por hectárea en lugar de 22,300, como hacían los productores antes de MasAgro.
“Estamos dejando de emitir dióxido de carbono en el ambiente. Hay menos presencia de maleza en el cultivo y se ha visto un incremento en rendimiento, principalmente en maíz, de cuatro a cinco toneladas por hectárea. Además estamos aportando unos 72 kilogramos de nitrógeno por hectárea, por año” explicó Rodríguez Castellanos. Agregó que en el punto de partida del trabajo: “la semilla es directamente del productor, y ahí nosotros intervenimos en mejorar esa selección. Iniciamos con lo que tiene el productor”.
¿Y dónde destararía la innovación? En el cambio. Los productores de Ocosingo, Chiapas, han adoptado la Agricultura de Conservación y tratamientos recomendados por técnicos de MasAgro. Ejemplo de ello son los arreglos topológicos con diferentes densidades de siembra, el manejo agroecológico de plagas, los recipientes herméticos para la conservación no solamente de maíz, sino también de frijol en grano, la selección y mejoramiento participativo de semillas nativas y el uso de biofertilizantes.
“Concretamente y con el uso de feromonas hay un ahorro en costos por aplicación. De hecho se están ahorrando al menos dos aplicaciones de insecticidas que anteriormente realizaban los productores con productos tóxicos. Esto supone un ahorro de al menos 800 pesos por hectárea”.
Y si se observa el aspecto numérico, los datos que aporta el proyecto ganador son sobresalientes. Por cada tonelada de rastrojo que los productores de Ocosingo dejan de quemar, el suelo captura 12 kg de nitrógeno por hectárea al año. Además, cada productor participante ahorra dos bultos de fertilizante urea al año, lo que representa un ahorro real de aproximado de $760 pesos.
Finalmente, hay un valor agregado porque los productores participan en MasAgro y en el Proyecto Estratégico para la Seguridad Alimentaria (PESA). Este conjunto de tecnologías sustentables desarrolladas para fortalecer un sistema, agregando valor desde la siembra, cuidando el ambiente, reduciendo costos y logrando eficiencia crean el entorno para aportar desde el ambiente de pequeños productores, a la seguridad alimentaria.