Félix siembra alrededor de ocho hectáreas de cebada en el ciclo otoño-invierno y en primavera-verano siembra sorgo y maíz. Hasta hace dos años, cuando se incorporó al proyecto Cultivando un México Mejor, su sistema de producción era la labranza convencional, con la cual “se llevaba más gasto, sobre todo en las labores primarias como el barbecho y la rastra, además del tiempo en que se desfasaba la siembra”, comenta.
Cultivando un México Mejor es un proyecto que impulsan el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y HEINEKEN México para producir cebada de forma sustentable y optimizar el consumo de agua en este cultivo. Para lograrlo, el proyecto desarrolla capacidades en los productores y les brinda acompañamiento técnico para que implementen el sistema de Agricultura de Conservación y otras prácticas sustentables.
El potencial de aumentar la utilidad con la Agricultura de Conservación motivó a Félix Guevara a instalar un módulo de innovación en una de sus parcelas. En él, junto con el equipo técnico de Cultivando un México Mejor, Félix evalúa diferentes prácticas y sistemas de producción agrícola con el fin de mostrarle a sus vecinos productores las ventajas de cultivar sustentablemente —en el módulo encontraron que la Agricultura de Conservación aumentó la utilidad a $2,530 por hectárea, en comparación con una pérdida de casi $1,000 por hectárea con la labranza convencional—.
En el pasado ciclo otoño-invierno sembró cebada de la variedad Prunella y se desarrollaron ensayos para evaluar distintos arreglos topológicos (distribución de las plantas en la superficie sembrada), prácticas de fertilidad integral con base en análisis de suelo (con el uso de fertilizantes orgánico-minerales y foliares), Manejo Agroecológico de Plagas y Manejo Integrado de Enfermedades (como la inoculación de la semilla con hongos).
Con los ensayos, Félix Guevara y el equipo técnico de Cultivando un México Mejor también estimaron la cantidad de agua necesaria para producir un kilo de grano de cebada. Con ahorros de 180 litros de agua por cada kilo de cebada producido, la Agricultura de Conservación fue el sistema que arrojó los mejores resultados (figura 1), hecho que motiva aún más a este productor para seguir implementando y promoviendo prácticas sustentables.