La escasez de agua afecta a más de 40% de la población mundial. En México más de dos millones de hogares carecen de agua potable, y la consiguen acarreándola de otra vivienda, un lugar público, pozos y cuerpos de agua o mediante pipas (Inegi, 2016).
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 70% de las aguas extraídas de los ríos, lagos y acuíferos se utilizan para riego agropecuario. Por esta razón, entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU está hacer un uso eficiente de los recursos hídricos.
La agricultura tiene una doble presión para producir alimentos con menos agua. Por una parte, está la responsabilidad que tiene al ser una de las actividades humanas que más emplea agua a nivel global. Y por otra, está la escasez del líquido potenciada por el cambio climático.
¿Cómo producir los alimentos que las sociedades necesitan —que son cada vez más debido al crecimiento poblacional— con menos agua? Existen diversas prácticas agrícolas que permiten usar y aprovechar mejor el agua —como el mantenimiento del rastrojo como cobertura del suelo o diversas adecuaciones físicas del terreno—, pero hacer más eficiente el riego es fundamental.
Para lograr la eficacia hay diversos tipos y mecanismos de riego que pueden ayudar. Lo importante es identificar el más adecuado para cada parcela y productor. Una de estas opciones es el riego por pulsos, el cual permite automatizar el riego y ahorrar agua y energía, ya que funciona con un panel solar recargable.
El riego por pulsos requiere una válvula mariposa —que al abrirse y cerrarse regula el flujo del agua— y un controlador tipo ‘Star’, que es un controlador lógico programable (PLC, por sus siglas en inglés) o una pequeña computadora industrial que permite ajustar el volumen de agua que se inyectará a través de la válvula.
Este equipo de riego aplica el agua por ciclos (derecha/izquierda) para hacerla avanzar a lo largo de los surcos. Cuando el avance se completa, el controlador inicia la fase de remojo con ciclos de menos tiempo, obteniendo una mayor eficacia en el uso del agua.
Aunque el tipo de suelo también influye en la eficiencia del sistema de riego, comparado con el riego rodado —que requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad y tiene una eficacia de entre 22 y 32% en el uso del agua—, la escorrentía —que es el flujo libre de agua y apenas alcanza 27%— y el riego convencional —que va de 20 a 29%—, el riego por pulsos permite lograr una eficiencia en el uso de agua de entre 52 y 66%.
La implementación del riego por pulsos no es muy compleja, se opera fácilmente y facilita la labor de riego al disminuir el número de horas hombre para su aplicación. Aunque requiere mantenimiento, este es poco. Además, el agua aplicada mediante este sistema alcanza el final del surco más rápido, con lo que se reduce la escorrentía y la percolación (pérdida de agua hacia las capas de la tierra) es menos profunda.
A través del programa MasAgro Guanajuato —de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) de Guanajuato y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se realizan exhibiciones de este tipo de alternativas. Recientemente, por ejemplo, se hizo una demostración en la plataforma de investigación Acámbaro, en Guanajuato.
Con estas acciones se busca consolidar una agricultura más responsable y eficaz en el uso de los recursos naturales.