La sandía amarilla, el makal de guía (una especie de tubérculo), el palbox (fruta parecida a la guanábana) y veinte especies vegetales más que antes se sembraban en la Península de Yucatán ahora ya no se cultivan (además de otras especies que se siembran en poca superficie o por muy pocas personas).
Ante esta realidad que pone en riesgo la nutrición y la seguridad alimentaria de muchas comunidades, en el marco del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, el Instituto Tecnológico de Tizimín (ITT) y el Hub Península de Yucatán —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— llevaron a cabo el conversatorio ‘Diversidad y resguardo de semillas criollas en el oriente del estado de Yucatán’.
El objetivo de este fue propiciar el intercambio de ideas y experiencias sobre estrategias para la conservación de semillas y para asegurar la diversificación de cultivos en la milpa maya, con productores, estudiantes, investigadores e instituciones educativas en la zona oriente de Yucatán.
Procedentes de diversas localidades de los municipios de Chichimilá, Espita, Mérida, Panabá, Sucilá, Temozón y Tizimín, los 49 participantes —entre estudiantes, productores, docentes y algunos funcionarios locales— identificaron tanto los cultivos de hace veinte años, como los actuales, incluyendo sus tendencias y amenazas.
Considerando la superficie en la que se siembran y el número de personas que lo hacen, los asistentes al conversatorio identificaron 47 cultivos que se siembran actualmente —aunque 35 de ellos son cultivados por pocas personas o en poca superficie— y 23 más que ya no se siembran.
Entre las causas de la pérdida de la biodiversidad identificadas están el cambio climático —principalmente por sequías prolongadas, fenómenos naturales más devastadores y la aparición de nuevas plagas y enfermedades—, la prevalencia del monocultivo y otras prácticas agrícolas inadecuadas, la ganadería extensiva, el abandono del campo, los problemas asociados a la rentabilidad de la milpa y la pérdida de las semillas nativas, entre otros.
Del mismo modo, se generaron diversas propuestas para preservar y conservar las semillas. Algunas de ellas fueron aprovechar el banco de germoplasma del ITT y crear otros, fortalecer el intercambio de semillas, establecer parcelas de conservación y reinserción, fomentar cadenas de valor justas y mercados para la diversidad de cultivos y —principalmente— crear espacios intergeneracionales para aumentar la participación de los jóvenes en temas del campo.
Como destacó Eduardo Tovar, gerente del Hub Península de Yucatán —del CIMMYT—, el conversatorio fue producto de la suma de esfuerzos de muchas instituciones y personas que trabajan motivadas por un fin común: lograr la seguridad alimentaria y la rentabilidad de los sistemas productivos de la población mediante la preservación de sus recursos naturales y de la biodiversidad.
Así, con la participación de instituciones como el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) —que se comprometió a fomentar la realización de ferias de semillas con productores de la zona— y el Instituto Tecnológico de Tizimín —cuyo director, José Antonio Canto, refrendó el compromiso de la institución para hacer un buen resguardo de las semillas de las comunidades—, el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán se enriquece. Este proyecto es de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el CIMMYT. Y a través de él se desarrollan diversas acciones para impulsar la resiliencia de la milpa maya, como los conversatorios, los cuales no son solo debates públicos, sino foros para generar soluciones colectivas.
Conversar no es simplemente hablar, sino compartir ideas y escuchar al otro. Por eso los conversatorios son herramientas de encuentro que permiten focalizar la reflexión de un tema prioritario en una región determinada. Producto de este que se realizó, por ejemplo, se logró identificar actores y sitios (productores locales e instituciones) que aún conservan semillas susceptibles de rescatarse o reinsertarse en las comunidades.
Con este ejemplo de colaboración, agradecemos a todas las instituciones, organizaciones y personas que hicieron posible la operación de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán durante el año que concluye. A todos les deseamos felices fiestas y esperamos contar nuevamente con su entusiasmo y compromiso en 2020 para hacer de la Agricultura Sustentable el motor del crecimiento económico y sociocultural de nuestras comunidades y nuestro país. ¡Enhorabuena!