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Granos enteros como camino hacia la salud y la sostenibilidad

El Día Internacional del Grano Entero, que se celebra cada 19 de noviembre, resalta los múltiples beneficios de consumir cereales integrales, no solo para la salud humana, sino también como un aporte significativo hacia la sostenibilidad alimentaria.

Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)
Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)

En el campus principal del CIMMYT, Natalia Palacios, especialista en calidad de grano, explicó: “Hoy celebramos la importancia de consumir granos enteros de diversos cereales como maíz, trigo, arroz, mijo, avena, así como pseudocereales como amaranto, chía y quinoa, además de leguminosas. Cada uno aporta beneficios específicos para la salud intestinal y la flora intestinal, ayudando a prevenir enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad y sobrepeso. Este evento nos permite crear conciencia sobre la relevancia de los granos enteros y fomentar cambios graduales en nuestros hábitos alimenticios para mejorar nuestra salud y la del planeta.”

En el marco del Día Internacional del Grano Entero, CIMMYT reunió a emprendedores que transforman y promocionan productos basados en granos enteros. Por ejemplo, productores de maíces criollos de Tlaxcala y aliados como La Huerta Gosen, que combinan maíz con ingredientes como chía, quinoa, amaranto y nopal. También estuvieron presentes iniciativas que integran trigo entero con otros cereales, lo que ofreció opciones saludables e innovadoras.

 

Los cereales son esenciales para la dieta humana, ya que proporcionan más de la mitad de las calorías globales y son una fuente importante de carbohidratos, fibra dietética, proteínas de origen vegetal y micronutrientes. Asimismo, los cerelaes forman parte de la cultura alimentaria de varias regiones del mundo, sobretodo el grano entero.

Existen diferentes estudios científicos que han demostrado que el consumo de granos enteros reduce significativamente los riesgos de enfermedades crónicas y mortalidad prematura, incluyendo obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer; así como otros beneficios para la salud.

Natalia Palacios destacó que consumir granos enteros no implica un cambio radical, sino un proceso gradual: “No se trata de cambiar de un día para otro, pero podemos empezar a reducir el uso de harinas refinadas e integrar poco a poco más granos enteros. Así nuestro organismo se habitúa a estos alimentos, mejorando nuestra salud.”

Desde un enfoque nutricional, los alimentos a base de cereales, especialmente los integrales, son esenciales para una dieta equilibrada. Las personas que omiten estos alimentos pueden tener deficiencias de fibra y micronutrientes fundamentales para el organismo.

Los granos refinados, al eliminar el salvado y el germen durante su procesamiento, pierden nutrientes clave como fibra dietética y vitaminas. Aunque algunos países fortifican obligatoriamente los granos refinados para reemplazar estas pérdidas, no alcanzan los beneficios completos que ofrecen los granos enteros.

Además de los beneficios para la salud, los granos enteros tienen un impacto positivo en la sostenibilidad alimentaria. Su producción requiere menos procesamiento, lo que reduce el uso de recursos y desperdicios. Maria Itria Ibba, jefa del laboratorio de química y calidad de trigo, subrayó: “El consumo de granos enteros no solo beneficia nuestra salud, sino también la sostenibilidad del planeta.”

En este Día Internacional del Grano Entero, el mensaje es claro: integrar más alimentos de grano entero en nuestra dieta no solo promueve una vida más saludable, sino también un futuro más sostenible. Por ello, el CIMMYT colabora con especialistas internacionales, organismos globales y actores del sector público y privado para fortalecer los sistemas de semillas y agroalimentarios. Estas alianzas permiten a los pequeños productores adoptar prácticas más resilientes frente al cambio climático, mientras se impulsa una mejor nutrición para todos, avanzando hacia un mundo más saludable y equitativo.