Cadereyta, Qro.- Querétaro tiene municipios con una importante producción ganadera; Cadereyta es uno de ellos. Ahí, la necesidad de forraje para la alimentación del ganado hace que el rastrojo producido en las parcelas sea muy demandado. Con frecuencia, esto limita la adopción de la Agricultura de Conservación (sistema de producción sustentable que aprovecha el rastrojo como cobertura para retener humedad y mejorar la calidad del suelo y que disminuye la incidencia de plagas y malezas a través de la rotación de cultivos).
Además de la necesidad de forrajes, en Cadereyta ―que se encuentra en la región Semidesierto queretano― hay otros desafíos para la agricultura, como el monocultivo, que sigue siendo una práctica común ―lo que aumenta la incidencia de plagas y malezas y deteriora el suelo― y se suma al escaso temporal y el cambio de los patrones de lluvia en años recientes.
Ante esto, en la plataforma de investigación de Cadereyta de Montes ―donde colaboran el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la asociación Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ)― se han desarrollado diversos estudios sobre algunos cultivos que crecen con humedad residual, los cuales se perfilan como una opción para diversificar cultivos y brindar forrajes de calidad.
En uno de estos estudios ―realizado en colaboración con el doctor Jorge Acosta Gallegos, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP)―, se cultivó garbanzo después de la cosecha de frijol y avena (para aprovechar la humedad residual del suelo), evaluándose tanto el rendimiento en grano como la biomasa de los cultivos.
De las seis variedades de garbanzo evaluadas, las forrajeras (el patrón y san Antonio) fueron las más tolerantes a las bajas temperaturas y tuvieron un desarrollo más adecuado (siendo además las únicas que lograron producir grano). La variedad el patrón, por ejemplo, tuvo una excelente germinación y dio 1.9 toneladas por hectárea de grano. También fue la variedad con la que se obtuvo mayor cantidad de biomasa (3.3 toneladas por hectárea de materia seca).
En suma, el garbanzo es una excelente alternativa para hacer rotación de cultivos en condiciones como la descrita y como cultivo de humedad residual después de la cosecha de cultivos de ciclo corto, como el frijol y la avena. Además de aprovechar el agua disponible, el garbanzo forrajero contribuye a mejorar la fertilidad del suelo (por la biomasa que aporta) y ayuda a bajar la incidencia de malezas. También es una buena opción para generar forraje de alta calidad para la alimentación del ganado cuando inicia la época de estiaje.