Texcoco, Edo. de Méx.- El suelo es un recurso natural limitado y un complejo ecosistema que alberga a muchos organismos vivos, la mayoría muy pequeños, microscópicos. De hecho, en un solo gramo de suelo hay millones de microorganismos, incluyendo varios miles de especies de bacterias.
De todos los microorganismos del suelo las bacterias son de las más diversas en cuanto a número de especies y comportamiento: algunas viven en la materia orgánica en descomposición (saprófitas); otras en los tejidos de las plantas (endofíticas); y solo un número limitado puede enfermar los cultivos.
Estudiar las bacterias del suelo es muy importante ya que varias de ellas pueden reducir el daño que algunos hongos les causan a las plantas y, sobre todo, porque mientras sus poblaciones crecen y se alimentan pueden hacer que una elevada cantidad de nutrientes esté disponible para el suelo.
Para conocer cómo los cambios en las condiciones del suelo y las prácticas agrícolas afectan la estructura de la comunidad bacteriana, científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en colaboración con el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), monitorearon durante un año diversos tratamientos (en algunos se han implementado prácticas sustentables y en otros se mantienen prácticas convencionales).
El estudio forma parte de una serie de experimentos de campo a largo plazo (algunos iniciados a principios de la década de 1990) que administra el CIMMYT para investigar y desarrollar prácticas agrícolas sustentables que una vez validadas pone al alcance de los agricultores.
Se sabe que la temperatura del suelo, el pH, el contenido de agua y la materia orgánica disponible cambian en un ciclo agrícola (debido al clima y las prácticas aplicadas) y alteran la comunidad bacteriana, pero aún se desconoce en qué medida ocurre esto. Por esta razón el estudio es relevante para la agricultura global.
Los resultados fueron publicados recientemente en un artículo en la revista científica Applied Soil Ecology y —en términos generales— revelan que la estructura de la comunidad bacteriana mostró grandes cambios durante el ciclo del cultivo determinados por las características variables del suelo, principalmente el contenido de agua y nitrógeno (en forma de nitrato).
En el artículo también se menciona que la eliminación o retención de residuos de cultivos tuvo un efecto significativo en la estructura de la comunidad bacteriana. Ya que los suelos cubiertos con residuos agrícolas permiten conservar mayor humedad y la actividad bacteriana varía fácilmente con el agua y la disponibilidad de material orgánico, el estudio refuerza la importancia de la investigación e implementación de prácticas agrícolas sustentables como la Agricultura de Conservación.
El artículo Cambios en la estructura de la comunidad bacteriana en el suelo bajo prácticas convencionales y de conservación a lo largo de un ciclo completo de cultivo de maíz (Zea mays L.) es el resultado de la investigación colaborativa entre Edson Romero, Yendi Navarro, Marco Luna, Nele Verhulst, José Crossa, Bram Govaerts y Luc Dendooven.