Cuquío, Jal.- En Cuquío, Jalisco, la agricultura es una actividad relevante para la economía local. Históricamente, la vocación agrícola de Cuquío hizo que se le conociera en la región como “El granero de Los Altos”. Muchos agricultores locales comentan que, desde muy pequeños, aprendieron a trabajar la tierra de sus padres y abuelos. La forma convencional —basada en un movimiento continuo del suelo—, sin embargo, ha derivado en problemas de productividad y fertilidad de los suelos.
Cuquío es uno de los lugares donde se desarrolla el proyecto Abastecimiento Responsable, competitivo y sustentable de ingredientes de calidad que impulsa el Grupo Bimbo con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Uno de los propósitos del proyecto es difundir prácticas de conservación que permitan regenerar las tierras agrícolas.
Entre las razones que los ha motivado a cambiar el sistema de producción, comentan los productores participantes, está la búsqueda de alternativas para evitar la erosión del suelo. Así han llegado a la Agricultura de Conservación, sistema con el que, comentan, los cambios más notables son una mayor retención de agua en las parcelas, menor estrés hídrico —que ocurre cuando la demanda de agua supera a la cantidad disponible— y mayor resistencia del cultivo a los efectos del cambio climático que en la zona se está presentando con menores lluvias.
La pérdida de tierra, comentan los agricultores, era muy notoria en sus parcelas: “el suelo se iba con las corrientes de agua y ahora ya no; de hecho, estamos incrementando la materia orgánica con Agricultura de Conservación y rotación de cultivos”, menciona uno de ellos.
Implementar prácticas agrícolas sustentables para regenerar los suelos; sin embargo, no ha sido una tarea sencilla. En varios productores las prácticas convencionales que aprendieron siguen arraigadas. Entre ellos prevalece la idea de que es mejor pasar la maquinaria para preparar el suelo, por lo que al escuchar sobre implementar innovaciones es común que se pregunten “¿si jalará?, ¿si servirá eso?”.
Son los resultados en las parcelas de los productores participantes los que dan la respuesta. Al visitarlos, pueden ver y escuchar de viva voz cómo sus rendimientos se han ido incrementando con Agricultura de Conservación. En algunos casos, de cuatro a cinco toneladas más por hectárea en comparación con las prácticas convencionales. En cuanto a costos de producción, también hay beneficios pues se reducen los pasos de maquinaria.
Además de los beneficios agronómicos y en ahorro de costos de producción, el proyecto que impulsan el Grupo Bimbo y el CIMMYT permite reducir la incertidumbre en la comercialización porque, a veces —comentan los productores—, el maíz lo venden directamente con algunos productores de carne de la zona, y a veces con intermediarios que lo compran para las tortillerías de Guadalajara. Al formar parte del proyecto, en cambio, tienen la certeza de vincularse con una sola empresa que le da valor a la producción sustentable.