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Especialistas en género del CGIAR hablan del Día Internacional de la Mujer

El Día Internacional de la Mujer no es simplemente una fecha para mostrar solidaridad, sino también para recordarnos que tenemos que renovar nuestros compromisos.

10 de marzo de 2015.


En reuniones celebradas en El Batán, México, del 26 de febrero al 1 de marzo, especialistas en equidad de género del CGIAR definieron los pasos a seguir en un estudio global comparativo en campo sobre normas de género, perspectivas e innovación agrícola. Este año el grupo de investigadores principales de los programas de maíz y trigo llevarán a cabo más de 70 estudios de caso en distintos países.

Dina Najjar (DN) de ICARDA; Amare Tegbaru (AT) de IITA; y Anuprita Shukla (AS) de la Universidad Caledonia de Glasgow (RU) hablaron de los pormenores del estudio global, del Día Internacional de la Mujer y de los derechos de la mujer en el campo y en el lugar de trabajo.

¿Por qué creen que se sigue conmemorando el Día Internacional de la Mujer y por qué sigue teniendo relevancia?

AT: Esta conmemoración es uno de los más grandes hitos—es un clamor por justicia, por imparcialidad, por igualdad (como nosotras lo expresamos), respaldada por los estados miembros de las Naciones Unidas. El Día Internacional de la Mujer no es simplemente una fecha para mostrar solidaridad, sino también para recordarnos que tenemos que renovar nuestros compromisos —lograr que el trabajo y la investigación que hacemos sea más relevante para las mujeres, quienes constituyen más del 75% de la fuerza laboral en la agricultura. Es una forma de hacer una reflexión sobre lo que hasta ahora hemos hecho y lo que tenemos que hacer en el futuro.

¿Qué obstáculos existen para las mujeres en la agricultura?

AS: Todavía no empiezo a hacer trabajo de campo, pero por las experiencias que tuve en el Sureste de Asia, donde trabajaré de nuevo, puedo decir que la sociedad es patriarcal. La discriminación estructural de las mujeres será el problema más difícil de resolver y quizá tenga que pasar algún tiempo antes de que las mujeres adquieran conciencia de que tienen derecho a los mismos productos y servicios que tienen los hombres. En esto radica la importancia de crear un espacio para el diálogo. Las mujeres han sido relegadas en conjunto en la sociedad. Si existen oportunidades para fomentar el diálogo, las mujeres exigirán sus derechos.

¿El género tiene que ver solo con las mujeres?

DN: Es muy importante incluir a hombres y mujeres cuando se hacen estudios de género. Los hombres tienen aceptación social en las comunidades y si, por ejemplo, damos cursos para mujeres pero el marido no les permite ir, entonces tenemos un problema. En muchas de las regiones donde trabajamos son los hombres quienes tienen el poder y toman decisiones. Tenemos que incluir a los hombres si queremos empoderar a las mujeres. No basta con que queramos trabajar con mujeres, pues todo depende de la generación y clase social a la que pertenezcan. Por ejemplo, una mujer divorciada tiene necesidades y aspiraciones totalmente diferentes a las de una mujer que tiene niños, una que es soltera, una que tiene niños que van a la escuela o niños que no van a la escuela. No es tan sencillo, no se trata de una sola mujer.

¿Han notado cambios en cuanto a las mujeres que incursionan en el campo de la ciencia o la agricultura?

AS: Existían numerosos factores que les impedían integrarse a estas áreas, pero hoy en día pueden hacerlo. En el pasado no había cupo ni incentivos para ellas.

¿A quién considera una súpermujer en las áreas de maíz y trigo?

DN: Conozco a súpermujer en el área de trigo; se llama Nafisa y vive en el Alto Egipto. Consiguió un terreno después de que su esposo murió; tiene dos hijos. Siembra trigo y ella misma administra su parcela. Por esta razón la eligieron como miembro de comités y ahora toma decisiones en su comunidad. Desempeña un papel totalmente nuevo.

Es una mujer admirable por el simple hecho de sobreponerse y por mantenerse firme ante la oposición de su familia y sus vecinos. Nadie le dio ayuda pero no se dio por vencida; la sostuvo su deseo de forjar un mejor futuro para sus hijos. Además, si no siembra la parcela, se la quitan; si casa de nuevo, se la quitan. Esto es algo inaudito en una comunidad conservadora donde suele ser demasiado peligroso que una mujer se encargue de sembrar y cuidar una parcela. Es una pionera, una mujer decidida y emprendedora. Muchos la describirían como una guerrera. En lo personal, admiro su perserverancia y valor. Definitivamente, Nafisa es una heroína en el área de trigo.

¿Creen que la equidad de género tendrá más cabida en la agenda de la fase 2 del CRP?

AT: Sí, debería. En primer lugar, porque existe apoyo político y no solo porque los donadores lo piden, lo exigen así e invierten más recursos en ello, sino también porque ahora no solo hablamos del asunto y hemos empezado a tomar medidas al respecto. Hay resultados —el número de estudios que hemos hecho en más de 70 sitios nos darán la pauta para integrarlos en la siguiente fase del CRP. ”