La alternativa de usar hongos y bacterias para el manejo de nematodos fitoparásitos puede ser una opción biológica para el manejo integrado de plagas.
Con información de Carlos de la Torre, técnico de campo en el Hub Bajío.
2 de junio de 2015.
Con la frase “casi cada planta tiene su propio pulgón”, la doctora Rebeca Peña Martínez, profesora-investigadora emérita de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), denotó la importancia de estar informados y conocer los áfidos (pulgón), ya que pueden llegar a ser una plaga muy importante para diferentes cultivos.
Para ejemplificar utilizó el caso del pulgón amarillo del sorgo (Melanaphis sacchari), una de las plagas de recién ingreso a nuestro país, que en años recientes dejó sorprendidos a los productores tamaulipecos por la alta capacidad reproductiva que tiene. Durante el análisis de las plantas se contabilizaron hasta 200 pulgones por centímetro cuadrado, aunado a un manejo fitosanitario deficiente, lo que terminó en parcelas con pérdidas de hasta el cien por ciento.
El pulgón se alimenta de las hojas de los renuevos, las flores, los frutos, las ramas, los tallos y las raíces de una gran diversidad de plantas. Su ataque ocasiona que se agudicen los síntomas de la marchitez en tiempos de sequía. Una población alta puede retrasar el crecimiento, además de poder transmitir virus que causan enfermedades serias a las plantas que invaden.
La doctora Peña presentó algunos métodos de control, como el uso de plantas con propiedades repelentes o la introducción de entomopatógenos (bacterias, hongos, virus y protozoos) que enferman y provocan la muerte de la plaga sin dañar el cultivo de importancia económica para el productor. Por último, habló sobre los productos biológicos comerciales a base de plantas y extractos de plantas naturales que causan menos residualidad en comparación con los productos químicos.
En el curso también se habló sobre los nematodos, organismos pluricelulares de origen acuático que forman parte de los componentes más abundantes de la fauna del suelo.
Los nematodos fitoparásitos están ampliamente distribuidos en suelos naturales y cultivados de todo el mundo. El género Meloidogyne es el más importante por su distribución, el rango de hospedaje y los daños que causa a plantas cultivadas. Estos agentes inducen enfermedades en forma directa porque ocasionan agallas radicales, necrosis en raíces, deformaciones en tallos y bulbos, entre otros; e indirectamente, por las interacciones con otros agentes fitopatógenos.
La alternativa de usar hongos y bacterias para el manejo de nematodos fitoparásitos puede ser una opción biológica para el manejo integrado de plagas muy importante porque se tendría la posibilidad de no usar de nematicidas químicos o, por lo menos, reducir sustancialmente su uso en nuestra agricultura y así mejorar la relación con el medio ambiente y el ser humano.