Salvatierra, Gto.- Don Jorge Rosillo es un productor guanajuatense que inició su experiencia de implementar Agricultura Sustentable en el año 2014, cuando acudió a “las pláticas que daba Lupita —técnica de la red de innovación de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— a un vecino. Me acerqué y me interesó lo que decía”.
“Para probar”, don Jorge implementó la práctica sustentable que le propuso la técnica (Agricultura de Conservación) en solo seis de las 50 hectáreas (propias, rentadas y terciadas) que trabaja. Esto, solo para ver si efectivamente podría llegar a tener una buena producción con sistema propuesto. Al día de hoy, todas las hectáreas bajo su responsabilidad se trabajan con ese sistema.
¿Cuál fue el factor que hizo posible que un agricultor como don Jorge, quien por años ha cultivado de la forma convencional, se haya “arriesgado” a producir de manera diferente? Don Jorge comenta que, sin duda, fue la productividad y da un ejemplo: en 2019 decidió participar en la estrategia #CosechandoAgua de la SDAyR y el CIMMYT y así logró tener una producción récord (para la zona) de nueve toneladas de maíz por hectárea. Casi incrédulo, cuenta que el año siguiente (2020) fue “malo para el temporal” y a causa de la sequía su parcela en esa ocasión solo produjo cuatro toneladas de grano por hectárea, pero sus vecinos que practicaron una labranza convencional, con dificultad lograron una tonelada.
Don Jorge sabe (y comparte) que las prácticas que se han hecho en su terreno (como la rotura vertical, la mínima remoción del suelo y el trazado de curvas a nivel) han sido clave para que su suelo retenga la humedad. Dejar la cobertura de rastrojo también ha sido fundamental en la ecuación; sin embargo, esta práctica aún no la implementa por completo debido a que el ganado de sus vecinos se comen el rastrojo.
El uso de variedades adecuadas y la implementación de un plan de fertilidad con base en el análisis de suelo son otras e importantes prácticas complementarias de la estrategia #CosechandoAgua que don Jorge difunde convencido. Además, superando el reto de la falta de maquinaria adecuada el productor ahora es un experto en adecuación de máquinas y herramientas: a un vecino le compró implementos que este usaba para aplicar amoniaco y les hizo adaptaciones hasta convertirlos en un cincel que rotura solo el espacio del suelo en donde colocará la semilla (esto le permite que la perturbación al suelo se a mínima).
De acuerdo con don Jorge, el principal reto al que se enfrentó para hacer un cambio en su forma de producir fue la opinión de su papá, quien siempre ha sembrado con agricultura convencional porque así lo aprendió a su vez de su papá y este del suyo, por eso es que el padre de don Jorge fue el más reacio a creer en el nuevo sistema de producción pues para él si el suelo no se mueve (utilizando el arado), no produce.
Al principio, cuenta el productor, él le consultaba a su padre y si él no estaba de acuerdo las cosas no se hacían; sin embargo, con el paso de los años, se ha convencido de que las prácticas que su hijo ha implementado en las parcelas de la familia han dado buenos resultados con menores costos de producción.
Para el productor el acompañamiento técnico que ha recibido ha sido determinante para que él continúe y fortalezca sus habilidades en la práctica de la Agricultura de Conservación: “tal vez si no estuviera el técnico, no seguiría porque me da mucha más confianza que puedo preguntarle cosas cuando tengo dudas de cómo hacer algunas cosas”. Por esto, comenta, desearía que su hija estudie agronomía para continuar el trabajo que él hace ahora, claro, “si eso es lo que a ella le gusta”.
Finalmente, don Jorge dirige un mensaje a otros agricultores: “Ojalá que muchos de mis compañeros productores implementen este sistema de producir en sus terrenos, no sólo por que podemos aumentar la superficie de siembra y tener mejor producción, sino por los beneficios que le dejamos al suelo”.