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El renacer del campo: historia de una travesía hacia una agricultura sustentable

Su amor al campo y su disposición para innovar han llevado a este agricultor mexicano a convertirse en un ejemplo de superación y de cómo es posible transitar a una agricultura más sostenible.

El productor Carlos Juárez Guzmán (izquierda) muestra parte de una de sus cosechas. (Foto: Carlos Juárez Guzmán)
El productor Carlos Juárez Guzmán (izquierda) muestra parte de una de sus cosechas. (Foto: Carlos Juárez Guzmán)

En un rincón de México, donde los suelos alguna vez fueron fértiles y la agricultura convencional era lo único que se conocía, un hombre ha transformado su campo en un modelo de innovación y sostenibilidad. Carlos Juárez Guzmán, un agricultor apasionado por su tierra, ha recorrido un largo camino de aprendizaje y adaptación para demostrar que, con el apoyo adecuado, es posible regenerar los suelos y aumentar la productividad agrícola. Esta es su historia, una que destaca la importancia del acompañamiento técnico y el papel crucial de centros de investigación como CIMMYT en la transición hacia una agricultura sustentable.

Carlos Juárez Guzmán, oriundo de una familia de agricultores, ha estado vinculado al cultivo de maíz desde que tiene uso de razón. Sus abuelos, en los años 40 y 50, lograban buenas cosechas sin necesidad de fertilizantes químicos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el uso excesivo de agroquímicos y la remoción constante y exhesiva comenzó a deteriorarse la salud de los suelos.

Fue en 2009 cuando don Carlos decidió que era hora de un cambio. Tomó un curso sobre materia orgánica y, en 2013, otro curso que confirmó su necesidad de adoptar nuevas prácticas. Comenzó a producir y utilizar su propio abono orgánico, disminuyendo gradualmente el uso de químicos. «Poco a poco fui disminuyendo lo químico con ya, pues ya con el orgánico y me fue dando resultados porque el cultivo del maíz pues las hojas eran más verdes y el producto más dulce», recuerda.

La llegada de CIMMYT y el programa MasAgro-Cultivos para México fue un punto de inflexión en su travesía. Con la asistencia técnica del técnico Pablo Maya Valle, don Carlos inició un proceso de análisis de suelo y adoptó técnicas de agricultura de conservación. «Lo primero que hicimos fue mandar a hacer análisis de suelo en el laboratorio de ICAMEX, y con base a eso, pues, para saber en qué condiciones estaba mi suelo», explica.

Don Carlos adoptó la agricultura de conservación y, con la técnica de cero labranza, no solo mejoró la estructura del suelo sino que también protegió el hábitat de los microorganismos esenciales para la salud del campo. «Yo tengo millones de esos microorganismos, en cambio mi vecino que sigue haciendo los trabajos convencionales pues tiene muy pocos», afirma. Además, implementó la rotación de cultivos, sembrando frijol, haba, lenteja, cebolla y acelga, lo que ayudó a mantener los suelos más óptimos.

Diversificación con leguminosas en la parcela del señor Carlos Juárez. (Foto: Carlos Juárez)
Diversificación con leguminosas en la parcela del señor Carlos Juárez. (Foto: Carlos Juárez)

El acompañamiento técnico continuo ha sido clave para Juárez. «Con la presencia de CIMMYT pues en mi parcela y en mi persona, pues empezamos a hacer planes para ya ir innovando más«, dice. Este apoyo le ha permitido no solo mejorar sus prácticas agrícolas sino también inspirar a otros productores de su comunidad a seguir su ejemplo.

Don Carlos también ha logrado cerrar la cadena productiva, desde la siembra de maíz hasta la producción de tortillas. «Me puse a analizar la situación y dije bueno aquí la solución es una tortillería para que de esa forma yo evite de estar buscando a quién me compra», relata. Esta iniciativa no solo ha asegurado un mercado para su maíz, sino que también ha demostrado que el campo puede ser rentable cuando se gestiona como una empresa.

A lo largo de su trayectoria, don Carlos ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el de «Héroe de la Alimentación» en 2021 y «Productor Innovador» en 2020. «No ha sido fácil, ha sido toda una intensidad de trabajo y de labores que se tienen que hacer en su momento en tiempo y forma», comenta con orgullo. Su trabajo ha atraído la atención de estudiantes, técnicos y organizaciones, interesados en aprender de su experiencia y replicar sus prácticas.

Carlos Juárez Guzmán es un testimonio viviente de que la agricultura sustentable es posible con el apoyo adecuado y la voluntad de innovar. Su historia resalta la importancia de la colaboración entre productores y centros de investigación como CIMMYT, que juegan un papel crucial en la transformación del campo mexicano. Con su perseverancia y compromiso, don Carlos ha demostrado que el futuro de la agricultura está en la adopción de prácticas sostenibles que protejan el medioambiente y aseguren la prosperidad de las generaciones venideras.