En la historia de la humanidad las mujeres han sido fundamentales para el avance de la ciencia y en la conformación de la sociedades. Lamentablemente, por diversas circunstancias históricas no siempre han recibido el debido reconocimiento, de manera que el nombre de muchas mujeres destacadas ha estado en la sombra por años e incluso ahora muchas siguen estando prácticamente en el anonimato.
El Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia (11 de febrero) es un esfuerzo de los Estados Miembros de las Naciones Unidas precisamente para brindar reconocimiento a esas mujeres destacadas en los campos de la educación, la capacitación, la ciencia, la tecnología y la innovación. Con esto, se busca fomentar las vocaciones científicas entre las niñas y jóvenes para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer y la niña.
Para fomentar las vocaciones científicas hacen falta referentes para que las niñas y jóvenes fortalezcan los diversos campos de estudio, particularmente en aquellos que son clave para el futuro de la humanidad, como es la ciencia aplicada al campo —en un contexto de crisis climática y reducción de los recursos naturales es fundamental producir alimentos suficientes y nutritivos para una población cada vez mayor—.
“Las mujeres tenemos un rol muy importante para el campo: tenemos participación en todos los ámbitos de la agricultura, desde el trabajo en campo, el trabajo de la tierra, hasta la preparación y la transformación de esos productos de la tierra en alimentos. También en la investigación tenemos un papel clave. En el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), por ejemplo, hay genetistas, mejoradoras, científicas de datos, patólogas, biólogas moleculares. Hay una representación significativa de mujeres y eso ha ido aumentando en nuestra institución”, comenta la doctora Natalia Palacios, científica del CIMMYT.
La doctora Palacios y su equipo tienen un papel relevante en los esfuerzos del CIMMYT para transferir tecnología a África relacionada con el adecuado procesamiento del maíz. Esto está beneficiando a muchas comunidades con severos problemas nutricionales en aquel continente y una parte significativa de ese trabajo se ha hecho desde el Laboratorio de Calidad de Maíz Evangelina Villegas Moreno, que está en la sede internacional del CIMMYT en Texcoco, Estado de México.
Evangelina Villegas (1924-2017) fue una científica mexicana destacada. Siendo investigadora del CIMMYT, y en colaboración con otros especialistas de este centro, trabajó afanosamente en la creación del maíz con calidad proteica (QPM, por sus siglas en inglés), logro que le hizo acreedora al Premio Mundial de Alimentación en el año 2000, convirtiéndose así en la primera mujer en recibir dicho galardón.
También en el Laboratorio de Calidad de Trigo hay una científica destacada, se trata de María Itria Ibba, quien comenta que “con el trabajo de este laboratorio se busca disminuir la pobreza y el hambre, aumentar la producción de cereales y de cultivos que sean amigables con el medioambiente. Por eso, mi responsabilidad es seguir haciendo buena ciencia, seguir haciendo un buen trabajo que tenga un efecto en los productores y en la sociedad”, concluye la investigadora.
Por supuesto, y siendo la misión del CIMMYT llevar el conocimiento científico a las productoras y productores para mejorar sus medios de vida, en este centro de investigación científica las mujeres son fundamentales para brindar acompañamiento técnico e impulsar la transformación sustentable del campo. Como señala Carolina Cortez, coordinadora técnica del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, eso solo es posible dando un buen ejemplo: “en años recientes hemos visto que la incursión de mujeres en temas agrícolas es más frecuente. Me ha tocado visitar universidades y ver que hay muchachas que ya están involucradas en estos temas (…) y que te vean a ti como ejemplo da mucha satisfacción”.
“Desde pequeña se me hizo interesante todo lo que tenía que ver con el campo, mi mayor motivo para estudiar Agronomía fue el amor con que miraba a mis abuelos y mi papá trabajar en el campo. Para mí apoyar el trabajo en la parcela es la mejor forma de valorar todo lo que hay detrás de un alimento. Por eso es importante retomar y fomentar el amor por el campo, hay mucho qué hacer, innovar y cambiar, pero sobre todo hay mucho que aprender”, comenta Estephany Itzel Flores, técnica del Hub Bajío del CIMMYT.