En los sistemas de agricultura convencional, la práctica estándar contempla el uso generalizado de plaguicidas sintéticos de amplio espectro, aplicados sistemáticamente y como preventivos, así como el uso de un número reducido de ingredientes activos en repetidas ocasiones durante el mismo ciclo productivo. Este tipo de control, además de causar daños en la salud y el ambiente, genera aumento de poblaciones de plagas primarias, surgimiento de plagas secundarias, resistencia a plaguicidas, reducción de enemigos naturales e incremento del costo de producción (Pérez Moreno, 2000; Flores, 2011; Bahena y Velázquez, 2012).
Por otro lado, en los sistemas que buscan la sostenibilidad, se implementan estrategias de manejo y no sólo de control de plagas, por lo que la protección de cultivos debe ser fundamentalmente preventiva. De esta manera, el monitoreo apoyado en umbrales económicos preestablecidos determina el momento en que se deben tomar medidas de control de la plaga en cuestión y aplicarlas cuando realmente sea necesario. Esta herramienta permite estimar la abundancia y distribución de la plaga y conocer su fluctuación con respecto al tiempo y sus enemigos naturales, a través de muestreos periódicos (Larral y Ripa, 2008; Bahena y Velázquez, 2012). Con ello, se busca disminuir el número de aplicaciones de plaguicidas —se recomienda el uso de productos de bajo impacto—, disminuir el nivel de residuos tóxicos para la salud y el ambiente, así como una reducción en el costo de producción.
Durante el ciclo PV 2017, en la plataforma Ocotlán, Jalisco, se implementó el monitoreo como criterio de decisión para el manejo de plagas, con esta estrategia se pretende contribuir a la formación de técnicos y productores capaces de aportar soluciones bajo este esquema. La plataforma se estableció en 2017 en el marco de la colaboración del CIMMYT con Syngenta, y está ubicada en la región Ciénega de Jalisco a una altitud de 1531 msnm, con coordenadas 20.382647° N, 102.780445° O.
Antecedentes
Una plaga puede ser todo organismo que daña la salud, el bienestar y los recursos de otro ser vivo. Sin embargo, el término plaga tiene un sentido más antropocéntrico, puesto que el hombre lo aplica a todo aquello que le cause algún daño (Rey, 1976). Si concentramos nuestro análisis en los cultivos, un organismo se convierte en plaga cuando alcanza un nivel poblacional que es capaz de causar pérdidas económicas (Ves Losada, 2000). En ese sentido, el Nivel de Daño Económico (NDE) se refiere a la densidad de población de un organismo con la cual la reducción del ingreso económico o pérdida, debido al daño provocado, es equivalente al costo de control. Sin embargo, es necesario tomar medidas antes de llegar a ese momento, por lo que se recurre al termino Umbral Económico o Umbral de Acción (UE), definido como la densidad poblacional de un organismo con potencial para convertirse en plaga, en donde se deben iniciar las acciones de control a fin de evitar que la misma supere el NDE (Pérez Moreno, 2000).
Metodología de monitoreo y desarrollo
La siembra del cultivo de maíz se realizó el 16 de junio de 2017, y el monitoreo se inició 10 días posteriores a la emergencia de la plántula (DDE), durante un periodo de 60 días. El procedimiento de muestreo de referencia fue el propuesto por Bahena y Velázquez (2012) y consistió en la observación directa de 100 plantas seleccionadas al azar en 5 puntos distribuidos en una hectárea, donde se observaron grupos de 20 plantas en cada uno de ellos. Durante cada observación se cuantificó el número de plantas con presencia de larvas vivas. El UE de referencia fue de 15%. Con los datos obtenidos en campo durante el monitoreo, se construyó la gráfica de fluctuación que permitió conocer la dinámica de población del gusano cogollero y los momentos en que la población alcanzó el umbral económico (ver gráfica 1).
Gráfica 1. Fluctuación poblacional de larvas de gusano cogollero en cultivo de maíz. Ciclo PV 2017. Plataforma Ocotlán, Jalisco. UE= Umbral económico, DDE= días después de la emergencia.
Resultados
El comportamiento de la plaga coincidió con el desarrollo del cultivo, y en la etapa V4-V5 la incidencia de larvas de gusano cogollero rebasó el umbral económico establecido de 15%. De manera similar, en la etapa V8 del cultivo 42 DDE el muestreo indicó la mayor población de gusano cogollero con una infestación mayor a 25%. En ambos casos se tomaron medidas de control.
Conclusiones
El monitoreo resulta una herramienta útil en el manejo de plagas. Su aplicación permitió pasar de cuatro aplicaciones realizadas en ciclos anteriores a dos aplicaciones, con la consecuente reducción de residuos al ambiente y una disminución del costo de producción por concepto de control de plagas. Si bien los resultados fueron favorables, es importante recalcar que la actividad exige mayores conocimientos del cultivo y de la plaga, así como mayor dedicación por parte del productor y del técnico.
Referencias
Bahena J.F. y Velázquez G. J.J. (2012). Manejo Agroecológico de Plagas en maíz para una agricultura de conservación en el Valle Morelia-Queréndaro, Michoacán. Folleto técnico número 27. Campo experimental Uruapan. México: INIFAP.
Flores F. (2011). Hacia dónde vamos con el manejo de plagas. INTA EEA Marcos Juárez. p.8. Recuperado de: http://agrolluvia.com/wp-content/uploads/2011/06.pdf
Larral P. y Ripa R. (2008). Manejo de Plagas en Paltos y Cítricos. Capítulo 3: Manejo Integrado de Plagas. Colección libros I.N.I.A. N° 23 – I.N.I.A. Chile: Ministerio de Agricultura. Gobierno de Chile.
Pérez M. I. (2000). Entomología Aplicada. Fundamentos Teóricos del Manejo
Integrado de Plagas. ARACNET, 6. Bol. S.E.A. N° 27 (2000) 127-133.
Rey J.M. (1976). Gestión sobre plagas en entomología. Graellsia, 32: 279-306. Recuperado de: http://www.sea-entomologia.org/PDF/BOLETIN_20/B20-006-075.pdf
Por: Araceli Palma y Tomás Avalos, Xochicentli AC.