Hace ocho años Alberto López Milian se acercó a la Agricultura Sustentable por inquietud personal. Hoy, es el director de Desarrollo Rural del municipio de Huiramba, Michoacán, desde donde ha impulsado acciones con otros 10 municipios del distrito Pátzcuaro-Zirahuén para fomentar innovaciones agrícolas sustentables, particularmente en la producción de granos básicos en temporal.
Ya que para él es importante sensibilizar a más productores y técnicos sobre la importancia de producir alimentos más sanos cuidando el medioambiente, él mismo comparte sus experiencias en cada oportunidad: en el año 2011, comenta, técnicos certificados en Agricultura Sustentable por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lo asesoraron para aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo, hacer mínima labranza y diversificar cultivos (componentes básicos de la Agricultura de Conservación). Por los buenos resultados que obtuvo, en 2014 decidió establecer un módulo (parcela demostrativa) para difundir las prácticas innovadoras que ha aprendido.
Alberto considera que es fundamental producir el propio alimento para evitar comprarlo a precios elevados o con tratamientos tóxicos. Por esta razón, además de la Agricultura de Conservación que le ha ayudado a reducir la incidencia de plagas, Alberto también ha implementado alternativas agroecológicas como las trampas con feromonas sexuales, los extractos vegetales y el control biológico —ha liberado parasitoides como avispillas del género Trichogramma y ha aplicado hongos entomopatógenos como Metarhizium spp.—. Estas medidas han sido muy útiles pues en la zona hay presencia de plagas como la gallina ciega, el gusano cogollero, el gusano de alambre, la mosca blanca y la chicharrita.
En lo que respecta a las malezas, la rotación de cultivos ha sido fundamental para disminuir ese problema, incluso en el caso de la grama (Cynodon dactylon), una de las malezas más problemáticas en la zona debido a que hay condiciones favorables para su desarrollo y pocas alternativas probadas para su control. Por esta razón, la rotación de cultivos es una de las principales prácticas que Alberto promueve en el módulo que estableció junto con el equipo técnico de Red_InnovAC y el CIMMYT.
Es necesario mencionar que, con el tiempo, la Agricultura de Conservación ha permitido que el suelo de las parcelas de Alberto mejore su estructura y sus propiedades químicas, físicas y biológicas. Ha aumentado la materia orgánica, ha disminuido la erosión, ha mejorado la fertilidad e incluso ha aumentado la diversidad de especies del suelo y las poblaciones de insectos benéficos.
Antes de iniciar con el sistema de Agricultura de Conservación —recuerda Alberto—, su rendimiento promedio era de tres toneladas por hectárea (con prácticas convencionales) y ahora ha logrado subir a un promedio de seis toneladas por hectárea (en la parcela donde ha implementado las innovaciones sustentables). Incluso ha registrado una mayor rentabilidad en su producción (ha reducido sus costos de producción y su utilidad prácticamente se ha duplicado).
En el módulo que se estableció con el productor se han desarrollado diversos eventos demostrativos. Año con año recibe técnicos, productores, representantes de empresas y funcionarios (tanto locales como de otras zonas de Michoacán, e incluso de Guanajuato y Querétaro) interesados en conocer las prácticas sustentables que ha implementado.