El manejo de malezas es esencial en la producción agrícola, ya que estas compiten con el cultivo por luz, nutrimentos y agua. En la región de la Meseta Purépecha, donde se ubica el municipio de Chilchota, es común observar un manejo deficiente de las malezas en todas las etapas del cultivo (cuando es mejor realizarlo en etapas tempranas), haciéndose principalmente de forma manual, arrancando las malezas con implementos de tiro animal y usando Paraquat, un herbicida que afecta sin distinción una gran gama de plantas y es altamente tóxico.
Ante un escenario como este, se requieren alternativas para reducir el impacto de las malezas y los plaguicidas en la producción de forraje de maíz (actividad importante en este municipio). El uso de cultivos intercalados es una práctica que contribuye a hacer un mejor manejo de malezas, principalmente cuando el destino del cultivo es la producción de forraje.
En el ciclo primavera-verano 2019 se sembró una parcela semicomercial donde se establecieron diversos cultivos intercalados con maíz (ver cuadro 1), entre ellos el triticale, el cual se eligió para mostrar a los productores la competencia entre plantas con requerimientos similares.
Establecidos el mismo día (de forma manual), con el mismo tratamiento de fertilización y manejo de plagas (con enfoques agroecológicos), los cultivos fueron revisados 45 días después de la siembra para evaluar la incidencia de las malezas. Para este propósito, se contó el número de plantas (malezas) en un área representativa (en este caso de 0.25 m2) y se clasificaron como especies de hoja ancha (hierbas y arbustos), hoja angosta (pastos) y ciperáceas (coquillo).
La mayor cantidad de plantas identificadas correspondió a especies de hoja ancha del género Salvia (una maleza común en las partes altas del país), y aunque no se observaron diferencias significativas en el número de plantas, las parcelas con cultivos intercalados mostraron una menor cantidad de plantas de hoja ancha y angosta.
En cuanto al efecto en el rendimiento del maíz (ver gráfica 1), los tratamientos con cultivos intercalados superaron ampliamente al testigo (el tratamiento no. 6: solo maíz sin cultivo intercalado), lo cual refleja la importancia del control de malezas. La asociación con girasol obtuvo el mayor rendimiento de forraje —13 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que el testigo rindió solo 7 t/ha— y también la mayor producción de grano (4.9 t/ha; el testigo obtuvo 2.6 t/ha).
El rendimiento obtenido en los tratamientos con cultivos intercalados también fue superior a lo reportado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2019 para el municipio de Chilchota (2.6 t/ha), debido —entre otros factores— a que se usó un híbrido de mayor potencial productivo y a que la densidad de siembra (100,000 plantas/ha) fue superior a la convencional en la zona.
Las interacciones entre diversas especies vegetales son complejas. Cuando se plantea una asociación de cultivos, se deben considerar la medida en que las plantas usan los recursos, los hábitos de crecimiento y las condiciones ambientales. Para la zona, los cultivos intercalados son una opción para reducir la dependencia de herbicidas y minimizar el impacto de las malezas en el cultivo principal, ya que la diversidad de cultivos proporciona un ambiente más favorable para albergar a la fauna benéfica y reducir el daño de insectos plaga. Adicionalmente, la mezcla de forrajes asegura una nutrición más balanceada en la producción ganadera.
Cuadro 1. Cultivos intercalados y densidades de siembra.
Tratamiento | Cultivo intercalado | Densidad de siembra (kg/ha) |
1 | Ebo (Vicia sativa) | 50 |
2 | Canola (Brassica napus) | 5 |
3 | Alberjón forrajero (Lathyrus sativus) | 20 |
4 | Girasol (Helianthus annuus) | 5 |
5 | Triticale (Triticum secale) | 100 |
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