Sinaloa es un estado clave para la agricultura de México. De hecho, la mayor parte de su territorio es destinado a esta actividad y el maíz y el trigo son cultivos clave para la entidad. No obstante, las circunstancias actuales han forzado a técnicos y agricultores a buscar alternativas que les permitan que su actividad siga siendo rentable. Algunos han optado por nuevas formas de cultivar con las que han disminuido las labores y el consumo de combustible, reduciendo así sus costos de producción.
Manuel López López es uno de esos agricultores sinaloenses que ha buscado nuevos caminos en la producción agrícola. Como productor de maíz amarillo que practica la agricultura de conservación —sistema cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la cobertura con rastrojo y la diversificación de cultivos—, asegura que la agricultura sustentable sí es rentable.
En el primer ciclo agrícola (otoño-invierno 2021-2022) que Manuel estableció maíz con agricultura de conservación disminuyó sus costos de producción, pasando de tres a cuatro mil pesos (de 3 000 a 4 000 MXN) por hectárea en el rubro de preparación del suelo. Además, el productor ha notado “lo blanda que se vuelve la textura del suelo y la excelente retención de humedad que presenta al dejar el rastrojo sobre la superficie”.
Manuel es uno de los productores que gracias a su disposición para innovar se ha sumado al proyecto ´Desarrollo de un Entorno Propicio para la Originación Sustentable de Maíz Amarillo en México´, que la empresa Ingredion impulsa con el respaldo científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a fin de promover una producción más rentable y sustentable.
Manuel produce su maíz cerca del poblado de Sánchez Celis, en Culiacán, Sinaloa. Este maíz, y el de otros productores que participan en el proyecto, es acopiado posteriormente por la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) y entregado a la empresa Ingredion, la cual, con este grano producido sustentablemente, elabora una gran diversidad de alimentos y dulcificantes.
“Otro de los beneficios de este sistema es que permite aprovechar al máximo los riegos aplicados, conservando de mejor manera la humedad del suelo y ayudando a un mejor desarrollo del cultivo. El acompañamiento técnico que nos da el proyecto es bueno, ya que recibimos un trato más directo y mejor atención a nuestros cultivos”, comenta el agricultor.
Con más de 20 años de experiencia como productor de maíz, Manuel afirma que dio un gran paso al emplear este sistema de agricultura y manifiesta su intención de “seguir en este proyecto de abastecimiento responsable de maíz amarillo, empleando este tipo de agricultura —con la que obtuvo 13 toneladas por hectárea—, ya que es una mejor opción que reduce los costos de producción y permite obtener mejores ganancias para el sustento familiar”.