Sin duda, la salud ha sido el centro de atención durante el último año. ¿Y cómo no podría serlo?
La pandemia del COVID-19 en curso ha puesto en relieve el hecho de que muchos grupos en todo el mundo luchan por llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen peores condiciones de vivienda y educación, menos oportunidades de empleo y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios sanitarios.
Debido a esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un llamado a los líderes de todo el mundo para garantizar que todos tengan condiciones de vida y de trabajo propicias para una buena salud. Para muchos, la atención se centrará, como es comprensible, en el acceso a servicios de atención médica de calidad. Pero hay muchos otros factores que influyen en nuestra capacidad para llevar una vida sana, desde cómo cuidamos nuestro suelo, hasta lo que comemos y el aire que respiramos.
Uniéndose a la campaña del Día Mundial de la Salud de este año, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) destaca cinco áreas en las que vale la pena pensar en la salud y las soluciones que podemos utilizar para ayudar a construir un mundo más saludable para todos.
Primero el suelo
Los rendimientos de los cultivos caen drásticamente cuando las condiciones del suelo no son las adecuadas, pero las herramientas digitales de gestión de nutrientes que ofrecen recomendaciones de fertilizantes personalizadas pueden aumentar las ganancias y la productividad de los agricultores al tiempo que reducen las emisiones.
Germoplasma de calidad
¿Cómo nos aseguramos de que las reservas de germoplasma no sean vectores potenciales de transmisión de plagas y enfermedades? La segunda entrega de la serie de seminarios web sobre el Año Internacional de la Sanidad Vegetal del CGIAR aborda el tema de la salud del germoplasma que a menudo se pasa por alto.
Alimento de calidad
Al cultivar maíz, tanto para el consumo humano como para la alimentación animal de calidad, los agricultores pueden aprovechar al máximo sus cultivos y conservar los recursos naturales como la tierra y el agua.
Alimentando a las comunidades
El cultivo intercalado tradicional de la milpa, en el que se cultiva maíz junto con frijoles, calabazas u otros cultivos de hortalizas, puede proporcionar un suministro vital de alimentos y nutrientes para las comunidades marginadas y de escasos recursos de las Américas.
Un planeta sano
En comparación con las prácticas de labranza convencionales, la siembra de trigo directamente en los campos de arroz recién cosechados sin quemar o eliminar el rastrojo u otros residuos puede reducir la contaminación del aire severa y disminuir las necesidades de riego.
¿Le interesa aprender más sobre el trabajo del CIMMYT relacionado con la salud? Consulte nuestro archivo de contenido sobre salud y nutrición.
Imagen de portada: Un agricultor inspecciona una planta de frijoles tolerante a la sequía en un sitio de prueba en Malawi. (Foto: Neil Palmer/CIAT)