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Del conocimiento del suelo a la acción agronómica

La fertilidad del suelo en el altiplano cebadero avanza con ciencia y sustentabilidad. Un estudio de Grupo Modelo y el CIMMYT aporta información clave para optimizar el uso de nutrientes, mejorar el rendimiento de los cultivos y proteger los acuíferos.

Cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)

La fertilidad del suelo es la base de una agricultura productiva y sostenible. Sin embargo, en el altiplano cebadero de México, la baja presencia de materia orgánica es uno de los grandes retos para los productores. A partir de un estudio de fertilidad integral desarrollado por Grupo Modelo y el CIMMYT  —el cual ha generado mapas de fertilidad para 29 municipios de Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y el Estado de México— hoy se avanza en estrategias concretas para mejorar la salud del suelo y la productividad de la región.

En ciencias agrícolas hay una ley que ilustra la importancia de esta colaboración entre Grupo Modelo y el CIMMYT. Se trata de la Ley del Mínimo, la cual establece que el crecimiento de una planta no está determinado por la cantidad total de nutrientes disponibles en el suelo, sino por el nutriente presente en menor cantidad. En otras palabras, una deficiencia específica puede limitar el desarrollo de los cultivos, sin importar que los demás nutrientes estén en niveles adecuados.

Francisco López Olguín, coordinador técnico del Hub Valles Altos del CIMMYT, destaca que la información generada a través de los estudios de suelo permite comprender cuáles son los factores que están limitando los rendimientos y, con base en ello, adoptar prácticas agronómicas adecuadas.

“Se han identificado parámetros como la textura de los suelos, base para determinar, por ejemplo, las recomendaciones de fertilización: un suelo arcilloso va a demandar diferentes nutrientes; un suelo arenoso, si es conveniente una fertilización fraccionada, por ejemplo. En este sentido, uno de los principales datos aportados por el estudio es el referente a la materia orgánica, que es un tema preocupante dentro de la zona porque la mayor parte del territorio presentó niveles bajos. Por ello, el estudio nos permite considerar y generar estrategias de mejora, como la agricultura de conservación, la incorporación de rastrojos y enmiendas, o el uso de abonos orgánicos”, explica Francisco.

El estudio también revela información clave sobre otros parámetros. Con respecto a nutrientes específicos, por ejemplo, se observa que en muchos municipios, debido a la disponibilidad de potasio, la demanda de este nutriente no es alta, “entonces ahí es donde podemos bajar la dosis de fertilización de este elemento”, señala Francisco. Por el contrario, “también se identificaron limitaciones de otros nutrientes: de azufre, zinc y boro, por lo que es necesario aplicar fertilizantes que contengan estos nutrientes, o una cantidad más alta, porque dentro del territorio no están consideradas cantidades adecuadas de estos nutrientes, así que esta una de las recomendaciones que se están dando”.

La estrategia de fertilidad integral no está diseñada exclusivamente para la producción de cebada. «Los mapas de fertilidad y las recomendaciones generadas pueden ser aplicables a otros cultivos importantes dentro de la región, como maíz, trigo o triticale«, enfatiza el especialista. En este sentido, la colaboración con gobiernos municipales, estatales y proveedores de fertilizantes será fundamental para difundir los mapas de fertilidad y para ajustar las mezclas disponibles en el mercado.

«Algo muy positivo es que varias empresas están optimizando sus mezclas con base en las recomendaciones derivadas del mapeo«, comenta López Olguín, quien menciona que la optimización de fertilizantes también tiene implicaciones económicas positivas para los productores, pues si bien algunas mezclas mejoradas podrían implicar un ligero aumento en costos, su aplicación estratégica permite un mejor aprovechamiento de los nutrientes, lo que a la larga se traduce en mayores rendimientos y menor impacto ambiental.

Adicionalmente, esta estrategia de fertilidad también impacta positivamente a otras iniciativas de Grupo Modelo, como Aguas Firmes, proyecto implementado por el CIMMYT y otras organizaciones, el cual opera en municipios del perímetro del acuífero de Calera, en Hidalgo, a fin de impulsar una agricultura sostenible y resiliente frente al cambio climático.