“Ahora que miré cómo le hicieron ya voy a saber cómo hacerlo yo en mi parcela, porque no solo es por el ahorro económico, es la recuperación del suelo de las parcelas si no, ¿qué le vamos a dejar a las próximas generaciones a las que les tocará alimentar al mundo en el futuro?”, comenta Martín, productor de trigo de la comunidad de Cárdenas, en Salamanca, Guanajuato.
Como Martín, otros productores de trigo del Bajío mexicano han conocido e implementado la agricultura de conservación a partir de su asistencia a recorridos por las parcelas de otros productores que ya han adoptado ese sistema de producción sostenible en el marco del proyecto Agriba Sustentable, impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
“Estos recorridos por las parcelas donde ya se han adoptado innovaciones sustentables son clave para que otros productores no solo conozcan las prácticas y estrategias promovidas por el proyecto, sino que puedan interactuar con ellas y conocer de viva voz la experiencia de los productores que ya realizan agricultura sustentable”, menciona Humberto Olvera, quien forma parte del equipo que brinda acompañamiento técnico a los productores participantes.
Gracias a estrategias como los recorridos por parcelas, y otras acciones de difusión, durante el primer año del proyecto Agriba Sustentable en la región del Bajío mexicano se benefició a 202 productores, impactando en más de dos mil hectáreas en las cuales se implementaron prácticas sustentables basadas en la agricultura de conservación, un sistema enfocado a la conservación del suelo, el uso eficiente del agua y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
La agricultura de conservación tiene como componentes tres prácticas básicas: no mover el suelo o moverlo lo menos posible —esto favorece su estructura—, cubrirlo con rastrojos —así se protege al suelo de la erosión y se le aporta materia orgánica—, y diversificar los cultivos —esto ayuda a romper ciclos de plagas y enfermedades, además de favorecer una diversificación productiva o comercial—.
“Ahora que miré el trigo entre el rastrojo se ve mejor que antes”, manifiesta Candelario, otro productor que está implementando tecnologías innovadoras en sus parcelas, mismas que conoció recorriendo parcelas como la de Marcelino (La Piedad, Michoacán), la cual “tiene más de 10 ciclos ininterrumpidos en el sistema de agricultura de conservación, incluyendo veza (Vicia sativa) como cultivo de servicio en los tres ciclos recientes, dando como resultado una tonelada más de grano en la zona del cultivo de la veza”, puntualiza Arturo Ortiz, también del equipo técnico de Agriba.
Agricultura de conservación, curvas de nivel, fertilidad integral, manejo agroecológico de plagas, son algunas de las tecnologías y prácticas sustentables que los productores pueden conocer durante los recorridos.
“En el recorrido de La Piedad visitamos la parcela de Jesús, la cual está en el primer ciclo bajo el sistema de agricultura de conservación, pero en comparación con el resto de las parcelas del productor donde hace un manejo convencional —se retira el rastrojo y hay movimiento continuo del suelo—, se nota un desarrollo óptimo del cultivo. También visitamos las parcelas de otros productores, como la de Ignacio, quien ha mejorado notablemente sus suelos, ya que en su zona hay problemas de sodicidad, suelos delgados y degradados. De hecho, en su parcela había zonas donde no se desarrollaban los cultivos y ahora ni se notan”, comenta Arturo Ortiz.
Así, de la misma voz de los productores participantes, Agriba Sustentable es un proyecto que impacta positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano, para quienes la adopción de prácticas y tecnologías sustentables propuestas representa además la posibilidad de integrarse a una cadena de valor sostenible, rentable y resiliente ante los efectos del cambio climático y las coyunturas socioeconómicas que impactan a los sistemas agroalimentarios en todo el mundo.