Los beneficios en la parcela después de ocho años de no quemar.
Con información de Fidel Ochoa, colaborador del Hub Chiapas.
26 de abril de 2016.
Frontera Comalapa, Chiapas.- “Algo muy importante sucede cuando dejamos el rastrojo en la superficie: devolvemos la fertilidad al suelo de forma gradual y permanente, ciclo a ciclo”. Las anteriores son palabras de Noel Osvaldo Alvarado, un productor que desde hace ocho años no quema rastrojo y que en esta ocasión nos cuenta sobre el proceso que siguió para decidirse a dejarlo como cobertura de sus cultivos.
Lo primero que hizo Noel en su parcela fue incorporar el rastrojo al suelo con la rastra, y hace tres años comenzó el manejo de la paja en la superficie gracias a la propuesta de innovación de MasAgro. A partir de ese momento, el primer año se implementó una parcela testigo con el manejo tradicional de incorporación, y en la parte de innovación se dejó el residuo en superficie.
El segundo año fue decisivo para manejar la parcela de innovación propuesta como hasta ahora, lo cual le ha ayudado a resolver problemas como el uso excesivo de herbicidas y la utilización de maquinaria para las labores comunes de la región, como el arado y la rastra. También se ha logrado disminuir de 11 a ocho riegos en la siembra de ciclo otoño-invierno, lo cual reduce además el gasto de mano de obra.
Para Noel, la difusión del conocimiento a otros productores ha sido un punto clave para evitar las quemas en su zona. “En el módulo y parcelas que manejo se ha capacitado a mis hijos, hermanos, compañeros productores de la comunidad, de otros ejidos y de muchas partes de la región, que han asistido a eventos, recorridos guiados, al igual que a técnicos de programas como PIIEX y PIMAF. Calculo que más de 200 productores han visitado el módulo y coinciden en que los beneficios están a simple vista”.
Son diversas las ventajas que Noel ha visto en su parcela, como menor pérdida del suelo por efecto de vientos, la lluvia o agua de riego; mejor retención de humedad, menor gasto en herbicidas, menos uso de maquinaria, suelo más fértil y menor contaminación al medio ambiente, principalmente por la no quema y la disminución de uso de agroquímicos para control de malezas.
“Veo mayor respuesta a las fertilizaciones que realizo; eso me dice que mi suelo está más fértil y he reducido los pases de maquinaria al grado de solo reformar surcos por ciclo y a veces una vez por año. En resumen, hemos logrado beneficiar al medio ambiente con no quemar, usar menos la maquinaria y los agroquímicos, eficientar el uso de agua de lluvia y riego porque el suelo guarda mejor la humedad estando cubierto con el rastrojo y, a la vez, economizamos en mano de obra y combustibles”, finaliza Noel.
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