La Meseta Comiteca es una región en el estado mexicano de Chiapas que destaca por su diversidad cultural y riqueza natural —allí se encuentra, por ejemplo, la Reserva de la Biosfera Lagunas de Montebello—. En esta región, la agricultura se desarrolla en condiciones de temporal, siendo el maíz y el frijol los cultivos principales cuyos esquilmos o rastrojos suelen quemarse o removerse total o parcialmente, o bien, sirven de alimento para ganado.
Además de la poca diversidad de cultivos —el maíz y el frijol se establecen regularmente como unicultivos o intercalados—, el hecho de quemar o remover los residuos de cosecha contribuye a la disminución de contenido de la materia orgánica del suelo y, a largo plazo, repercute en la disminución de la fertilidad y la productividad. De hecho, este agotamiento de los suelos constituye actualmente una de las limitantes para la agricultura de la región.
Para ofrecer soluciones a los productores locales, en la plataforma de investigación Comitán —donde colabora el Instituto Tecnológico de Comitán y el CIMMYT— se evalúan diversos sistemas de producción y tecnologías agrícolas. Recientemente, por ejemplo, se evaluó el aporte de biomasa seca (residuos de cosecha) de distintos cultivos alternativos a fin de identificar aquellos que representen opciones viables para incrementar el contenido de materia orgánica de las parcelas de forma natural.
“Los cultivos establecidos fueron dólicos, chícharo gandul rojo, chícharo gandul negro, girasol, grasss pea, garbanzo y veza. Durante el ciclo agrícola, las condiciones de precipitación que se presentaron en la región afectaron negativamente el crecimiento y desarrollo de las plantas, lo que se manifestó en bajos rendimientos de grano y de biomasa. No obstante, uno de los cultivos que sobresalió en producción de biomasa seca bajo las condiciones prevalecientes fueron los dólicos”, señalan los responsables de la plataforma.
Los dólicos (Dolichos lablab) son una leguminosa que sirve a diversos propósitos: puede usarse como cultivo de cobertura para controlar la erosión del suelo, como abono verde para incrementar su fertilidad, contribuye al control de malezas, sirve como forraje —permitiendo más de un corte— y crece en suelos de todas las texturas. Además, al ser una leguminosa contribuye a la fijación de nitrógeno en el suelo.
De acuerdo con los resultados del ensayo, para la región el girasol también es una opción viable, seguido del chícharo gandul. No obstante, mencionan los investigadores, aún es necesario continuar con las evaluaciones de cultivos alternativos para la región.
La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.