Cuarentano es el nombre de un maíz nativo de porte bajo (entre 1.40 y 1.70 m). Es altamente precoz, por lo que a los 45 días ya se encuentra en 90% de su floración. Sembrarlo en asociación con girasol ofrece amplias ventajas a los productores de San Miguel el Grande, municipio de Ocosingo, Chiapas. Sin embargo, los pobladores de esa localidad dejaron de verlo hace 40 años, cuando aún lo sembraban sus abuelos.
Ahora, como parte de las acciones que el Hub Chiapas —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— realiza en la región Selva Lacandona, la variedad cuarentano reaparece como alternativa para revitalizar, junto con el girasol, la producción de las milpas de esa región. El rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos ofrecen diversos beneficios, como la preservación de la diversidad (en el aspecto biocultural) y la diversificación de los ingresos (en el aspecto económico).
La vinculación entre MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— y el programa Sembrando Vida —del Gobierno federal— fue el marco del evento demostrativo durante el cual se presentó el maíz cuarentano. Los productores, técnicos y estudiantes que estuvieron presentes conocieron además algunos de los trabajos realizados en la plataforma de investigación Ocosingo, donde colaboran el CIMMYT y la Universidad Tecnológica de la Selva (UT Selva).
Para los productores, redescubrir este maíz fue alentador, pues mencionan que las variedades de ciclos largos son más susceptibles a los fenómenos climáticos, además de que requieren entre ocho y 10 jornales para realizar la dobla, actividad que se evita con los maíces de ciclo corto, como cuarentano. Y si el cultivo de maíz se rota con girasol, hay una ventaja adicional: el frijol con el que tradicionalmente se rota el maíz puede aprovechar el tallo del girasol como tutor para crecer (en el caso del frijol de crecimiento indeterminado).
Además de ser un buen forraje para el ganado bovino, tiene características que disminuyen la presencia de ciertas malezas y facilita el manejo para la siguiente siembra de maíz u otro cultivo. Así, mediante el rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos, se fortalece el sistema milpa, permitiendo que sea más sustentable y siga siendo la base y fuente de la alimentación de muchas familias en Chiapas.