La Mixteca de Oaxaca (México) es, en general, una región árida. Ahí, la variabilidad climática es notable y las sequías se han agudizado en años recientes. Hacia el primer bimestre de 2023, por ejemplo, de los 150 municipios de Oaxaca declarados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) con algún grado de sequía, 100 eran de la Mixteca —86 de ellos con sequía severa—. Dadas las afectaciones a las cosechas, la de 2023 es considera como una de las sequías más severas registradas para esa región.
La Mixteca se caracteriza por el deterioro de sus recursos naturales —presenta severos problemas de deforestación—, principalmente el suelo y la vegetación, lo que repercute en la baja producción de los cultivos. Este problema se relaciona con los sistemas de producción convencionales, basados en el monocultivo, extracción de residuos agrícolas (rastrojos) y manejo del suelo, a lo que se suma la escasa y errática distribución de la lluvia.
Una tecnología sustentable validada para esta región de México, particularmente útil para tiempos de sequía, es la inclusión del rastrojo en labranza mínima. “Comparada con la labranza convencional —un barbecho a 30 cm de profundidad más un paso de rastra a 10 cm— sin rastrojos, la retención de estos residuos de cosecha en labranza mínima —roturación del suelo con subsuelo de tres ganchos a una profundidad de 40 cm— incrementó el rendimiento de maíz criollo 208 kilogramos por hectárea en promedio”, señalan los responsables de la plataforma de investigación Yanhuitlán.
La de Yanhuitlán forma parte de una red de plataformas impulsada por CIMMYT —centro de investigación internacional basado en México que busca consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes— y sus colaboradores, la cual constituye una de las más grandes e importantes redes de investigación agronómica a nivel global.
Los resultados consistentes de seis años de investigación en la plataforma de Yanhuitlán indican que la labranza mínima dejando los residuos en campo es “una alternativa viable para la región de la Mixteca. El beneficio de esta labranza en mantener más humedad disponible para el cultivo se expresa más durante los periodos de sequía, como en 2019 cuando el rendimiento fue de 2.2 toneladas por hectárea en labranza mínima contra 680 kilogramos por hectárea en labranza convencional”, mencionan los investigadores.
Con respecto al costo de producción, este “fue 800 pesos por hectárea (800 MXN/ha) menor que el de la labranza convencional (2,000 MXN/ha) y registró una utilidad neta promedio de un poco más de 12 mil pesos por hectárea ($12,045 MXN/ha), contra los cerca de 11 mil pesos por hectárea ($10,846 MXN/ha) de la labranza mínima. Así, la inclusión del rastrojo —cuyo valor está estimado en cerca de $3,500 MXN/ha en la región— incrementaría la utilidad neta promedio de la labranza convencional a $14,346 MXN/ha”, puntualizan.
Por estos resultados consistentes, y por ser particularmente útil en tiempos de sequía, la labranza mínima dejando los residuos es una de las tecnologías que forman parte del #MenúTecnológicoSostenible de Oaxaca.