La diversificación de cultivos es un componente esencial para el desarrollo sostenible de la agricultura, contribuyendo a la resiliencia de los sistemas agrícolas y generando una serie de beneficios económicos, medioambientales y sociales. En este contexto, la crotalaria (Crotalaria juncea) es una opción versátil que merece ser considerada en los sistemas agroalimentarios de México, particularmente en el Sur-Sureste.
Originaria de África, esta planta se ha adoptado en varios lugares del mundo debido a sus múltiples usos y beneficios. Su adaptabilidad y resistencia le han permitido extenderse a diversas regiones, desde Asia hasta América Latina, siendo apreciada por su capacidad para prosperar en condiciones de suelo adversas y climas variados, lo que la convierte en una opción valiosa para la diversificación de cultivos.
Su uso principal, a nivel internacional, se centra en la producción de fibras textiles, que son valoradas por su resistencia y durabilidad. India, China, Brasil, Nigeria y Tailandia, destacan como productores de crotalaria cuya popularidad se debe, además, a que ofrece una amplia gama de aplicaciones agronómicas: es una excelente fuente de forraje —proporcionando alimento de alta calidad para el ganado—, tiene la capacidad para fijar nitrógeno en el suelo —lo que beneficia a los cultivos vecinos— y también se ha registrado que contribuye a la mitigación de enfermedades de los cultivos, ya que puede actuar como un cultivo trampa para ciertos patógenos.
En México, la crotalaria aun no es un cultivo ampliamente extendido; sin embargo, recientemente, en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y CIMMYT, se desarrollaron una serie de ensayos y vitrinas que confirman que este cultivo es una excelente alternativa para el Sur-Sureste de México. A continuación, compartimos su ficha agronómica, generada a partir del proyecto mencionado.