El pulgón es la principal plaga que se presenta en el cultivo del trigo en el Valle del Yaqui (Sonora, México). Generalmente los productores la controlan con insecticidas de alto impacto ambiental que no solamente eliminan áfidos (pulgones), sino también insectos benéficos como abejas o enemigos naturales de las plagas como catarinas, sírfidos (una familia de insectos que liba el néctar de las flores) y avispas parasitoides.
Eliminar a los enemigos naturales de las plagas implica que estas pueden regresar más fácilmente después de la aplicación, ya que tienen una mayor capacidad de reproducción que sus enemigos. Esto puede traer como consecuencia que se requiera hacer aplicaciones subsecuentes de insecticidas. Además, imidacloprid, el insecticida que más comúnmente se aplica, también es considerado tóxico para la salud humana, así que es necesario buscar alternativas que sean más amigables con el medioambiente y la salud, pero que también tengan la misma eficiencia de control de áfidos.
En el Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB) en Ciudad Obregón, Sonora, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Patronato para la Investigación y Experimentación Agrícola del Estado de Sonora (PIEAES) desarrollaron un ensayo durante dos ciclos consecutivos para evaluar estrategias para el control del pulgón con productos más amigables con el medioambiente que aquellos que comúnmente se utilizan.
Para este ensayo en cultivo de trigo harinero se utilizaron seis tratamientos con diferentes productos: tanto el convencional de imidacloprid, productos de bajo impacto ambiental (neem, flupiradifurone, sulfoxaflor y spirotetramat) y un testigo sin aplicación. Los productos fueron aplicados después de la observación de pulgones en la parcela (aproximadamente a los dos meses después de realizada la siembra) y se hicieron muestreos por parcela el día antes de la aplicación de productos, 24 horas después de la aplicación, y otros a los 10 y 20 días después de las aplicaciones.
Aunque es necesario seguir investigando, hay resultados que considerar: con el mismo número de pulgones por planta que el imidacloprid (ocho pulgones a los seis días de la aplicación, en comparación con los 137 del testigo sin aplicación; y solo un pulgón luego de 18 días, en comparación con los 428 del testigo) el sulfoxaflor mostró potencial para el control de áfidos y, debido a su modo de acción y bajo impacto en las poblaciones de insectos benéficos podría ser una alternativa viable para usarse en las estrategias de manejo integrado de plagas.