Fusarium spp. es un género de hongos que vive en el suelo y se desarrolla en asociación con las plantas. Está distribuido por todo el mundo, y varias de sus especies producen enfermedades en una amplia gama de cultivos, incluyendo cereales básicos como maíz y trigo. Estas enfermedades afectan el rendimiento y la calidad de los granos, debido a pérdidas del valor nutrimental y a la frecuente contaminación con micotoxinas (compuestos tóxicos producidos por el hongo durante la infección) causantes de enfermedades en humanos y animales.
Todas las especies de Fusarium que infectan cereales son capaces de sobrevivir alimentándose de los rastrojos, los cuales sirven como sustrato —medio en el que se desarrolla una planta o animal— para que el hongo sobreviva en ausencia del hospedante principal (los cultivos). Los rastrojos son considerados el principal medio para hospedar al inóculo de Fusarium —es decir, el fragmento de hongo destinado a generar la infección—, por lo que la rotación de maíz-trigo provee abundante cantidad de rastrojos sobre los cuales se puede producir el inóculo.
Una de las formas más utilizadas para reducir el efecto de las enfermedades causadas por estos hongos es el uso de variedades resistentes. Sin embargo, no existen variedades inmunes a las enfermedades causadas por Fusarium, y los mecanismos de resistencia pueden perderse o modificarse a medida que los organismos evolucionan.
Diversos estudios se han enfocado en el desarrollo de herramientas para el control biológico de dichas enfermedades, lo cual involucra el uso de organismos benéficos —sus genes o productos— que reducen el efecto negativo de dichos hongos y promueven una serie de respuestas en la planta. En algunas ocasiones, sin embargo, el uso de estos organismos no es suficiente; su falta de adaptación al sistema en el cual son introducidos es común y —ya que no pueden incrementar su población en suelos a los que no se han adaptado— sus efectos benéficos son inconsistentes cuando se evalúan en condiciones de campo.
Por lo anterior, es necesario implementar estrategias complementarias para un manejo adecuado de las enfermedades causadas por Fusarium. Como parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío —que impulsa el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se promueven y difunden diversas alternativas para el control de estas enfermedades. Una de ellas es una forma de control biológico que se focaliza en el manejo de las estructuras de reproducción del Fusarium. Esta forma de inhibir al hongo funciona cuando se practica el laboreo reducido o la labranza mínima —como en la Agricultura de Conservación—, ya que así se promueve el incremento de materia orgánica y, por lo tanto, una comunidad microbiana más estable y activa.
Actualmente, existen en el mercado una amplia oferta de formulaciones comerciales con agentes de control biológico y otros microorganismos promotores del crecimiento vegetal (ver tabla 1). Para asegurar su eficacia, los técnicos y productores que opten por este tipo de control deben estar atentos al control de calidad y el manejo de los productos, ya que se trata de organismo vivos (se recomiendan aplicaciones como tratamiento a la semilla y en drench, con buena humedad en el suelo). Para su almacenamiento, se aconseja mantenerlos en ambientes frescos y no exponerlos al sol de forma directa. Lo ideal es que sean usados en el menor tiempo posible después de adquirirse.
Finalmente, para controlar mejor la enfermedad es preferible usar combinaciones de múltiples organismos de control biológico, en lugar de organismos individuales. Es mejor usarlos en grupo, pues así se multiplican los mecanismos de acción, se genera una comunidad microbiológica más estable en la zona que rodea a las raíces y se tiene mayor eficacia en una amplia gama de condiciones ambientales.
Tabla 1. Agentes de control biológico disponibles en el mercado y sus mecanismos de acción
Agente de control biológico | Mecanismos de acción descritos |
Trichoderma harzianum, T. viride, T. astroviridae, T. koningii, T. asperellum y T. hamatum. | Competencia, micoparasitismo, inducción de resistencia, promoción del crecimiento y antibiosis. |
Pseudomonas putida y Pseudomonas fluorescens. | Antibiosis, solubilización del fósforo, producción de fitohormonas, competencia por el hierro e inducción de resistencia. |
Bacillus subtilis, Bacillus amyloliquefaciens y Bacillus megaterium. | Competencia, inducción de resistencia, promoción del crecimiento y antibiosis. |
Azotobacter. | Fijación del nitrógeno y antibiosis. |
Gliocladium. | Competencia y antibiosis. |
Streptomyces. | Antibiosis e inducción de resistencia. |
Rhizobium (Rhizobium, Mesorhizobium, Bradyrhizobium, Azorhizobium, Allorhizobium y Sinorhizobium). | Fijación de nitrógeno e inducción de resistencia. |
Fotografía: Pupa de lepidóptero afectada por un hongo entomopatógeno en un sistema de Agricultura de Conservación. San Juan del Río, Querétaro.
Por: Hub Bajío.