Garantizar el acceso de los pequeños agricultores a los productos y beneficios potenciales de las tecnologías de ingeniería genética para la agricultura requerirá de un enfoque de inversión e investigación por parte de las instituciones públicas en todo el mundo, particularmente en los países con ingresos bajos y medianos.
Esta fue una conclusión clave de un artículo que describe aplicaciones de ingeniería genética de vanguardia que ofrece opciones interesantes para mejorar la resistencia a enfermedades y plagas en cultivos alimenticios importantes, además de la sostenibilidad ecológica de los sistemas de cultivo.
Las tecnologías incluyen edición del genoma (cambios específicos en el ADN de un genoma), genética dirigida (que mejora o reduce en gran medida la frecuencia de genes que afectan la reproducción de insectos o patógenos) y biología sintética (re-diseño o construcción de dispositivos biológicos, por ejemplo, cromosomas u orgánulos).
Escrito por expertos internacionales en políticas, socioeconomía y ciencias biológicas, el articulo describe los usos potenciales de las tecnologías, particularmente para abordar problemas que afectan a los agricultores o consumidores de escasos recursos, como los virus que atacan a la yuca, la striga, que es un parásito del maíz, o el patógeno fúngico de la semilla de maní que produce toxinas mortales.
Una capacidad débil para la investigación y el desarrollo en muchos países, combinada con una inversión pública pequeña y en declive, plantea dudas sobre la capacidad de esas naciones para desarrollar y entregar tecnologías de ingeniería genética de alta calidad u obtener sus beneficios.
“La preocupación es que los agricultores no atendidos por empresas líderes, las cuales están desarrollando las tecnologías, no podrán obtener nuevas variedades de cultivos resistentes u otros productos de estas tecnologías”, dijo Kevin Pixley, director del programa de recursos genéticos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y autor principal del artículo.
Las tecnologías ya han demostrado su eficiencia para controlar los patógenos de plantas bacterianas, fúngicas y virales, así como los insectos que las transmiten. Por ejemplo, los enfoques de ingeniería genética utilizados para controlar el virus de la raya marrón y el tizón bacteriano de la yuca —para los cuales hay pocas o ninguna fuente conocida de resistencia en sí— aparecen para producir versiones resistentes.
Las futuras tecnologías de genética dirigida que pueden mantenerse dentro de áreas específicas y revertirse si es necesario pueden ofrecer formas de controlar a los insectos que transmiten enfermedades a las plantas o malezas que dañan los cultivos, y la biología sintética podría algún día crear plantas que sean menos inmunes a los virus invasores.
“Es probable que el sector privado invirtiera principalmente en los cultivos de rasgos importantes que les traerán ganancias, por lo que el trabajo de los cultivos alimenticios menores, perennes o clonales de bajas ganancias de los países de bajos ingresos pueden sufrir”, dijo José Falck-Zepeda, investigador sénior del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas en inglés) y co-autor del artículo.
Muchos países están decidiendo si regulan los nuevos productos de ingeniería genética y cómo lo harán. El artículo explica como los factores clave, incluido el costo y la complejidad de cumplir con las regulaciones de bioseguridad, darán forma a la distribución potencial de las tecnologías y productos, determinando qué instituciones realizan la investigación relacionada y, como resultado, qué rasgos y cultivos se estudian.
Las preocupaciones de la sociedad civil con respecto a las tecnologías de ingeniería genética y cómo o quiénes las implementan, agregan consideraciones importantes a las preguntas complejas relacionadas con el uso de productos de ingeniería genética.
“Descubrir el potencial de los cultivos generados con ingeniería genética requerirá de inversiones y políticas para la investigación, los regímenes de propiedad intelectual y los marcos regulatorios”, dicen los autores, “y las sociedades también deben abordar las preocupaciones legítimas sobre su administración responsable, la sostenibilidad agroecológica y el acceso equitativo a los beneficios asociados.”
La versión de acceso directo del estudio está disponible en:
https://doi.org/10.1146/annurev-phyto-080417-045954
Pixley, K.V., J.B. Falck-Zepeda, K.E. Giller, L.L. Glenna, F. Gould, C.A. Mallory-Smith, D.M. Stelly, and C.N. Stewart. 2019. Edición del genoma, genética dirigida y biología sintética: ¿Contribuirá la ingeniería genética a obtener cultivos resistentes a las enfermedades? ¿Quién se beneficiará? Annu. Rev. Phytopathol 57:8.1–8.24.
Véase también la característica relacionada del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas en inglés):