En las plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores la cocreación de la investigación se promueve desde el diagnóstico del sistema de producción agrícola que se realiza antes de empezar la investigación, donde se reconoce que la opinión de los actores locales es relevante para entender los problemas de los sistemas de producción y las posibilidades de solucionarlos.
En el año 2016, por ejemplo, con un grupo pequeño de técnicos y productores —principalmente hombres— la plataforma de Cuautempan, Puebla inició su investigación donde los temas a evaluar estaban relacionados en incrementar la productividad del cultivo de maíz —principal cultivo del sistema de producción local— y por ello se evaluaban aspectos como el uso de semilla nativa e híbrida, dosis de fertilización y arreglo topológico con base en agricultura de conservación.
“Después de siete años se concluyó esa primera fase de investigación, dando oportunidad para implementar una nueva investigación enfocada a promover sistemas agroalimentarios resilientes. Además, en el transcurso de este periodo hubo una sensibilización del equipo de investigación para comprender que la complejidad del manejo de los sistemas locales se asocia a las dinámicas del contexto social, lo cual incluye los roles de género, la migración y la participación de las mujeres en la conservación, manejo y uso de la agrobiodiversidad local”, comentan los responsables de la plataforma.
Así, durante los años 2022 y 2023 el equipo de investigación del CIMMYT se fortaleció con conocimientos para incluir metodologías con perspectiva de género en el diseño de investigación —cursos del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) y de la iniciativa Excellence in Agronomy (EiA), del CGIAR, e investigadores de la Universidad de Makerere, de Uganda—.
Derivado de lo anterior, en la plataforma se decidió desarrollar un nuevo diagnóstico para obtener una mejor comprensión de los factores limitantes del sistema de producción de la zona e identificar los temas de investigación con perspectiva de género a corto, mediano y largo plazo, de acuerdo con las productoras, productores y otros actores clave de la región para.
“Entonces se hicieron grupos focales separando a hombres de mujeres a fin de explorar si las necesidades de investigación podrían ser diferentes entre ellos. Y, efectivamente, los resultados fueron diferentes. Por ejemplo, los hombres solo mencionaron las siembras de monocultivo entre ciclos usando varios cultivos de relevo, e hicieron únicamente referencia a las variedades locales de maíz, pero no de otros cultivos. Las mujeres resaltaron los sistemas diversificados en los ciclos, e hicieron mención del sistema milpa y los árboles frutales”, comenta el equipo técnico de la plataforma.
Sobre las prácticas agrícolas también se observaron diferencias: los hombres mencionaron el manejo químico para control de plagas y fertilización. Las mujeres también lo mencionaron, pero hicieron énfasis en el manejo manual y prácticas alternativas.
“Ya casi no hay trabajadores hombres, se van a trabajar a la ciudad, a veces, si no hay hombres nos organizamos entre nosotras y vamos deshierbando las parcelas entre nosotras. Si le metimos frijol es cuando se requiere más trabajo manual, en cambio sí metemos sólo maíz para matar las hierbas ya hay químicos que venden”, comento al respecto una de las agricultoras.
Sobre la jerarquización e identificación de las principales problemáticas que limitan la producción local fueron similares, pero la percepción del impacto de los problemas fue diferente: los hombres atribuían los problemas a poco apoyo del gobierno para los campesinos y, por el contrario, las mujeres discutían sobre el efecto de los problemas en la falta de alimentos y salud para sus familias.
Como resultado de este taller, señalan los responsables de la plataforma, se resolverán problemas que afectan la producción al tiempo que se implementaran prácticas y tecnologías que faciliten las labores agrícolas como la evaluación de bioinsumos en el desarrollo y rendimiento de maíz nativo, densidad de siembra en el sistema milpa —maíz, frijol y calabaza— y equipos de mecanización para deshierbe, siembra y cosecha adecuados para mujeres.
Entre otras experiencias positivas del taller, destaca la implementación de actividades de entretenimiento dirigidas a los pequeños, donde el personal del CIMMYT diseñó juegos tradicionales —memorama, loterías y serpientes y escaleras— con temática agrícola. “Esto facilitó el entretenimiento de niñas y niños mientras sus madres participaban en el taller. Estos juegos didácticos son una buena estrategia para que las mujeres de la comunidad participen activamente”, concluye Fidelia González, responsable de la plataforma.