Cajeme, Son.- México es el tercer exportador mundial de trigo duro (Triticum durum L.) y su principal zona de producción es el Valle del Yaqui, en Sonora, donde, desde el año 2002, la disponibilidad reducida de agua de riego debido a las escasas lluvias y la recarga de los embalses ―combinada con el aumento de la demanda de otros usuarios― ha resultado en una disminución de la producción.
La siembra en húmedo ―donde se aplica un riego previo a la siembra― es la práctica más adoptada en el Valle del Yaqui. Aunque permite el control de malezas antes de la siembra, su desventaja es la pérdida improductiva de agua de riego y la reducción de la flexibilidad del tiempo de siembra, ya que las lluvias pueden retrasar el secado del suelo, obligando a posponer la siembra y haciendo que se pierda la ventana óptima para esta actividad.
Lo anterior ha conducido a agricultores e investigadores a explorar prácticas de cultivo que reduzcan el uso de agua de riego y, al mismo tiempo, permitan una mayor flexibilidad de la fecha de siembra. La siembra en seco ―donde el cultivo se siembra directamente en el suelo seco y se riega poco después― es una alternativa que, aunque reduce las opciones para el control de malezas, mejora la eficiencia del uso del agua y la flexibilidad del tiempo de siembra.
Aunque en otros países con condiciones de cultivo similares a las del Valle del Yaqui se ha estudiado la siembra en seco bajo Agricultura de Conservación ―mostrando en varios cultivos beneficios de rendimiento y ahorro de agua sobre la labranza convencional―, pocos estudios ―sin que haya registro de alguno para el trigo duro― han comparado los regímenes de labranza y las prácticas de siembra o sus interacciones en condiciones de riego.
En este sentido, destaca la reciente publicación de un artículo de investigación de un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones de Alemania y Estados Unidos, el cual resume 10 años de datos de un experimento en Ciudad Obregón, cuyo objetivo fue determinar los efectos de la siembra seca y húmeda sobre el rendimiento del trigo duro, los componentes del rendimiento y las características de la calidad del grano tanto con Agricultura de Conservación como con labranza convencional.
El estudio, que también evaluó el efecto de diferentes enfoques de manejo de fertilizantes nitrogenados, señala que la siembra en seco redujo la presencia de plantas en comparación con la siembra húmeda en camas permanentes, más que en camas con labranza convencional. Es decir, que la Agricultura de Conservación combinada con la siembra en seco pareció producir condiciones que inhibieron la germinación, lo que resultó en una emergencia irregular en camas permanentes con siembra en seco.
Lejos de ser un detractor para que los productores adopten la Agricultura de Conservación ―sistema sustentable cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la cobertura del suelo con rastrojos y la diversificación de cultivos―, el estudio aporta información relevante para una mejor implementación de prácticas sustentables.
Al respecto, la doctora Nele Verhulst, científica del CIMMYT que participó en el estudio, comenta: “Hemos observado una emergencia irregular en campos de trigo irrigados con siembra en seco en el Valle del Yaqui y otras regiones de México. Los agricultores y los técnicos tienden a atribuir este surgimiento irregular a fallas en la maquinaria o baja calidad de la semilla, o al sistema de Agricultura de Conservación en sí mismo, lo que puede llevar a su desaprobación. Por ello es importante estar al tanto de este probable efecto con estas prácticas, para que puedan ser remediadas rápidamente cuando se produzcan. Las opciones para mejorar el estado de las plantas incluyen alternar la siembra húmeda y seca o tratar la semilla con fungicida”.
Es importante señalar que aún se necesita más investigación para identificar plenamente las causas de este efecto con siembra en seco ―donde además la reducción de plantas no dio lugar a bajos rendimientos en todos los años― y, sobre todo, para identificar los tratamientos de semillas adecuados para abordar la situación. En este sentido, la Agricultura de Conservación para cultivos de regadío se afianza como una de las mejores alternativas para mejorar y estabilizar los rendimientos de trigo, en comparación con el riego por surcos convencional.
El uso alterno de la siembra húmeda y seca podría ser una solución práctica para que los agricultores mejoren la eficiencia del uso del agua en comparación con la siembra húmeda continua, así como para evitar el desarrollo de resistencia a herbicidas en las malezas al diversificar las opciones de control de malezas en comparación con la siembra continua en seco, señala el estudio.
Cabe mencionar que este trabajo de investigación es relevante no solo para México, sino para otros lugares clave para la seguridad alimentaria mundial ya que las condiciones del Valle del Yaqui son representativas de varias de las principales regiones productoras de trigo del mundo en desarrollo, incluido el valle del Indo en Pakistán, el valle del Ganges en la India y el valle del Nilo en Egipto. El estudio fue implementado por el CIMMYT como parte de MasAgro-Cultivos para México y del Programa de Investigación de Trigo del CGIAR y se puede consultar en: https://doi.org/10.1016/j.fcr.2021.108310